Entre las ventajas de vivir en Suiza, se encuentra su situación privilegiada en el centro de Europa. Al tratarse de un país muy pequeño y hacer frontera con Francia, Alemania, Italia, Austria y Liechtenstein resulta muy fácil desplazarse a cualquiera de estos países tanto en coche como en tren.
Estas pascuas nos apetecía un plan tranquilito, un destino cercano, económico e interesante; y lo encontramos a apenas 3 horas en coche de casa. Friburgo {o Freiburg en alemán} es una coqueta ciudad universitaria conocida como la puerta de entrada a la Selva Negra, la cual es según dicen los expertos viajeros, una de las zonas más bellas de toda Alemania.
Dicho y hecho, reservamos un hotel-balneario, Dorint Hotel Freiburg, a apenas 9 km. del centro de la ciudad y cogimos nuestro cochecito rumbo a Alemania, con una parada de 3 horas en la ciudad medieval de Colmar, en la región francesa de Alsacia, la cual os invito a conocer en nuestro vídeo que podéis ver aquí.
Dos días dan para hacerse una buena idea de Friburgo, perderse por su casco antiguo, visitar algún que otro museo y ponerse hasta arriba de kartoffel {patatas en cristiano}. En nuestro particular vlog, mi amore y yo damos buena cuenta de ello, os desvelamos algunos de los secretillos y curiosidades de la ciudad y os llevamos a descubrir dos de los rincones más conocidos de la Selva Negra: el lago Titisee y el lago Schluchsee.
Y para los que queráis ir directamente al grano, aquí os dejo una lista de las 7 cosas que no os podéis perder si os dejáis caer por esta encantadora ciudad.
¿Qué ver?
1. La Catedral: en el epicentro de la ciudad se alza la una de las más antiguas e imponentes catedrales góticas de toda Europa, construida entre 1.120 y 1.230. Sus vidrieras han permanecido intactas a través de los siglos, a pesar de los numerosos conflictos bélicos que se han sucedido.Las curiosas marcas gravadas en su fachada exterior eran utilizadas por los mercaderes de la época como referencia de medida de los bienes que compraban.
Una de las mayores atracciones es ascender a su campanario de 116 metros de altura. La entrada cuesta 1,50 euros y desde su cima se puede disfrutar de una panorámica los tejados de la ciudad y el bosque que la rodea.
2. El nuevo ayuntamiento: durante muchos años este bonito edificio renacentista sirvió como sede administrativa y claustro de la universidad de Friburgo, fundada en 1457. Posteriormente, fue transformado en policlínica y facultad de anatomía hasta que a finales del siglo XIX pasó a convertirse en el actual ayuntamiento. Por cierto, si necesitáis información turística o haceros con un mapa, la oficina de turismo está en este mismo edificio.
3. Las puertas antiguas de la ciudad: de las primeras murallas que rodeaban la ciudad durante la edad media se conservan dos puertas, la de Martín {Martinstor} y la de los Suabos {Schwabentor}. La primera es la más antigua de las dos torres, mientras que la segunda tenía un especial valor defensivo gracias a su situación estratégica junto a un cruce de caminos.
4. Los canales de la ciudad: la mayoría de las calles del casco antiguo están flanqueadas por pequeños canales por los que circula el agua cristalina y con los que hay que tener especial cuidado para no volverse a casa con un esguince. Y ¡ojo a los supersticiosos! Según la leyenda urbana, si metes un pie en estas aguas, te casarás con un friburgués.
Durante la edad media estos riachuelos, conocidos como Bächle en alemán, tenían la función de combatir los incendios. Hoy en día, los locales los utilizan para refrescarse los pies en verano y los niños para poner a navegar sus pequeños barcos de madera.
5. Los mosaicos del pavimento: os llamarán la atención los diseños que encontraréis en el empedrado de las calzadas del centro de la ciudad. Estas ilustraciones, normalmente ubicadas a la entrada de los establecimientos comerciales, sirven {o servían} para identificar el tipo de persona o negocio que se puede hallar en su interior. ¿Adivináis qué hay junto a este mosaico en forma de bota? ;)
No todos los diseños son tan obvios como éste. De hecho un gato negro {¡que nosotros nos volvimos locos buscando sin éxito!, así que os reto a que lo encontréis vosotr@s} indica lo que en su día fue la vivienda del verdugo, el cual era considerado poco más que un apestado en una época en la que la superstición prevalecía ante todo. De hecho, este hombre no podía tocar a nadie y tenía que llevar siempre guantes.
6. El Augustinermuseum: uno de los museos más grandes de la ciudad, con una gran colección de arte - principalmente religioso - de la Edad Media. El claustro y la cafetería que hay en su interior son de acceso libre e invitan a la parada perfecta para darse un respirito y degustar alguna de sus tartas caseras.
7. La Casa de la Ballena {Haus zum Walfisch}: se dice que el famoso humanista Erasmus de Rotterdam vivió en esta casa burguesa con pórtico de estilo gótico. Dada su cercanía a la catedral, por lo visto el estruendo de las campanas era tal que el señor Rotterdam llegó a pedirle al ayuntamiento que cesase el toque de campanas, os podéis imaginar que al pobre no le hicieron ni caso.
¿Dónde comer?
- Das Kartoffelhaus: la patata es sin duda la reina de la gastronomía en Alemania. En este restaurante prácticamente todos los platos de la carta están hechos a base de este tubérculo. Os aconsejo la patata asada rellena de guacamole y os advierto de que las porciones son más que generosas, así que no os emocionéis pidiendo si no queréis salir rodando del restaurante.- Mercado de la plaza de la catedral: los sábados la plaza de la catedral es un hervidero de puestos de comida, productos regionales y flores. Sin duda una parada obligatoria para ver la vida de la ciudad en su máximo esplendor y probar una de sus delicatessen, la famosa salchicha Lange Rote. Yo no soy muy de embutidos pero no pude resistirme. Con el pan casero, la cebolla y la mostaza está de vicio :)
- Ganter Brauereiausschank: justo al lado de la catedral, en la misma plaza, encontraréis este restaurante 100% alemán en el que las camareras van ataviadas con el traje regional y sirven todo tipo de platos típicos.
- Chang Thaiküche: si os cansáis de la salchicha, la patata y la sopa de cerveza, también encontraréis muchas opciones de comida internacional como este restaurante tailandés con una calidad-precio excepcional.
Extras
Si os queda tiempo para adentraros un poquito en el corazón de la Selva Negra, os aconsejo que visitéis dos de los lagos más conocidos de la región, el Titisee y el Schluchsee. Tengo que reconoceros que a nosotros viniendo de Suiza, no nos dejó boquiabiertos, pero en verano y para aquellos que no estéis acostumbrados a ese tipo de naturaleza, es un lugar muy especial.Hasta aquí todos nuestros humildes consejos viajeros para una escapada perfecta. ¿Qué os han parecido? ;) Y hablando de escapadas, este fin de semana pongo rumbo a Florencia acompañada de nuestro garbancit@ y unas amigas. Amore tiene que estudiar, así que no os puedo prometer un vídeo súper completo, pero prometo tomar buena nota de todo.
¡Un abrazote y hasta la vuelta!
- 9:30
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