Quién me iba a decir a mi que a mis casi 30 años {bueno, no tan casi que aun me quedan 9 meses para cumplirlos, pero ya me entendéis ;) } iba a volver a desempolvar las zapatillas de ballet.

Durante toda mi adolescencia practiqué la danza clásica hasta que los estudios en el colegio empezaron a requerir mas atención y tuve que dejármela. Por aquel entonces recuerdo que cada vez que iba a ver a mi abuela ella me daba palmaditas en las nalgas y me decía -ays mi chatona, qué culo más duro que tienes-. Ingenua de mi, a mis 14 años me preguntaba que qué era lo que tanto le maravillaba a mi abuela. Pero aysss, cómo han cambiado las cosas ahora ¡quién conservase ese culito duro y terso!

Con la edad cada día soy más consciente de la importancia de cuidarse para mantener no sólo las nalgas en su sitio sino alcanzar el equilibrio entre cuerpo, mente y espíritu; súper importante para llevar una vida sana. Y aquí es donde cobra protagonismo mi retorno al mundo del ballet.

Conocido como el nuevo yoga y practicado por modelos y celebrities como Sarah Jessica Parker, Natalie Portman, Miranda Kerr o Madonna. El ballet, aunque no lo parezca, es una disciplina completísima que desarolla la imaginación, la agilidad, la sensibilidad corporal y la memoria.

Cerquita de mi casa encontré un centro de fitness que ofrece clases de danza clásica para adultos y no me lo pensé. Siempre me había dado mucho corte meterme de nuevo en una academia llena de adolescentes pero en esta clase estoy en mi salsa.

Aquí os presento 10 razones para practicar ballet, a ver si os despierto el gusanillo a algun@ ;)


Y ojo, ¡que me he enterado de que además el ballet es parte del entrenamiento de los ángeles de Victoria’s Secret! ¿Se me quedará un cuerpazo como el de ellas? ;)