No es ningún secreto que somos unos enamorados de la Costa Brava y con las vacaciones de verano a la vuelta de la esquina imagino que seréis muchos los que estéis en búsqueda del destino perfecto. Si este rincón de la costa catalana—en la comarca del Baix Empordà— está en vuestra lista, este artículo os interesará.
Reconozco que estábamos muy tentados a volver a Cadaqués, este pueblecito marinero lleno de encanto y magnetismo del que ya os hablé en anteriores entradas. Pero animados ante la expectativa de una escapada en pareja y “liberados” de las limitaciones de viajar con niños, nos animamos a cambiar de destino y con una larga lista de recomendaciones de amigos nos hicimos esta pequeña ruta de tres días.
Día 1: Sa Riera, Illa Roja y Caleta de Palafrugell
- Desayuno en Hostal Ses Negres, cala Sa Riera
Qué mejor manera de arrancar el día que con un desayuno frente al mar con una playa casi, casi para nosotros solos. Queríamos un acceso directo al mar para poder darnos los baños matinales que tanto nos gustan sin depender de coche, ¡para literalmente saltar directamente de la cama al agua! Por ello nos alojamos en el Hostal Ses Negres, a pie de playa y a apenas 10 minutos en coche del centro de Begur.
- Paseo por el camino de ronda de Sa Riera a cala Illa Roja
El Camino de Ronda de la Costa Brava —un sendero antiguamente utilizado por los carabineros y más tarde por la Guardia Civil para controlar el contrabando y el estraperlo—es hoy en día el sendero ideal para acceder a algunas de las calas más bonitas y recónditas y maravillarse con las vistas al litoral mediterráneo. Os recomiendo llevar un buen calzado (con unas sandalias cerradas es suficiente) y recorrer a pie la línea costera.
Desde la playa de Sa Riera, la más extensa de la zona, se puede acceder a través de un tramo del Camino de Ronda muy bien acondicionado y en tan sólo 10-15 minutos a pie a la cala nudista de Illa Roja, que debe su nombre al islote de piedra rojiza que sobresale en su orilla.
Se trata de una cala pequeña y tranquila en la que no es necesario despojarse del bañador, para los que os lo estéis preguntando 😉. Si queréis comer allí, os aconsejo aprovisionaros de un picnic y evitar el chiringuito de playa Red Rock, muy Instagrameable pero con un servicio pésimo y unos precios desorbitados. Nosotros caimos en la trampa y pagamos 14 euros por un gazpacho servido en un vaso de cristal con cuatro cubitos de hielo. Tengo que decir en nuestro favor que la carta de precios no estaba disponible y pedimos sin imaginar el sablazo que nos iban a pegar, lógicamente de haberlo sabido nos habríamos ido a otro sitio.
- Visita a Calella de Palafrugell
Al atardecer, pusimos rumbo a Calella de Palafrugell, un encantador pueblo de pescadores que regala una estampa típicamente marinera, muy característica de los pueblecitos de la zona, con sus calles adoquinadas y sus fachadas blancas.
A pesar de que viajamos en temporada alta (finales de julio), el ambiente nos pareció muy agradable y nada masificado. Hay infinidad de restaurantes y terrazas con muy buena pinta. Nosotros no probamos ninguno de ellos, pero no los descartaría para una próxima escapada.
- Cena en Sa Garrofa, Begur
Creo que no me quedo corta si os digo que éste es uno de los mejores restaurantes en los que hemos comido nunca, todavía se nos hace la boca agua recordando esta cena.
Un enclave maravilloso en pleno monte de Begur, un ambiente agradable, música de fondo suave, decoración sencilla y cocina exquisita y ecológica de km 0. Sa Garrofa es además de restaurante un espacio de yoga y meditación en el que se combina el bienestar de estas prácticas con el disfrute de una comida saludable y sabrosa. Os aconsejo que visitéis su web para consultar el programa de actividades.
Especial mención a la ensalada de tomate de la huerta, la sangría de frutos rojos y la lubina al horno que tanto disfrutamos.
Día 2: Más calas del Camino de Ronda y Begur
- De Aiguafreda a S'Eixugador por el Camino de Ronda
En nuestro segundo día, retomamos el Camino de Ronda para recorrer otro de sus maravillosos tramos.
Fuimos en coche hasta Aiguafreda y lo aparcamos a la entrada del pueblecito donde hay un parking que cuesta 3€ el día. No llegamos excesivamente pronto y logramos estacionar en uno de los últimos sitios disponibles. No obstante, en temporada alta se recomienda llegar prontito.
De Aiguafreda fuimos caminando hasta Sa Tuna—otro encantador pequeño pueblo de pescadores con una cala de piedra de canto rodado donde darse un buen chapuzón e incluso comer en alguno de sus restaurantes a pie de mar— y terminamos en S’Eixigador. Ésta última es una cala más salvaje, con un acceso escarpado de piedras y rocas no aconsejable para ir con niños pequeños. No obstante, su “complicado” acceso y ubicación permiten que no se llene tanto como las calas anteriores.
El recorrido completo es de apenas 1 km y de una cala a otra se accede en tan sólo 5 minutos a pie.
- Paseo por Begur, medieval e indianos
La tarde la pasamos paseando por las calles de origen medieval de Begur y visitando su castillo en la cima de la colina que domina todo el municipio. El acceso a pie es fácil y las vistas impresionantes.
Me llamó especialmente la ruta de las casas de los indianos— españoles que emigraron a América entre los siglos XIX y XX y regresaron después a España con grandes fortunas, las cuales invirtieron en el desarrollo de negocios y la construcción de casas señoriales inspiradas en la arquitectura de la época de países como México o Cuba. Estas casas representan hoy en día un patrimonio arquitectónico de gran valor y belleza.
Para cenar, a pesar de la larga lista de recomendaciones de restaurantes que llevábamos, no pudimos resistirnos y regresamos a Sa Garrofa. Y al caer la noche, volvimos de nuevo al centro de Begur para ver su ambiente nocturno, amenizado por conciertos de verano, actuaciones populares, heladerías y el jolgorio propio de las noches estivales.
Día 3: Visita a Peratallada
Ya de camino de regreso y tras despedirnos que nuestro hotel en Sa Riera, tomamos rumbo al interior para conocer el pueblo que parecía estar en boca de todo el mundo y absolutamente no queríamos perdernos.
Peratallada es un diminuto pueblo de apenas 400 habitantes con el conjunto urbanístico medieval mejor conservado de Cataluña. Caminar por sus calles empedradas es literalmente embarcarse en un viaje a través del tiempo.
Nos comentaron que en navidades el pueblo se convierte en un Belén viviente y me imagino lo bonito y auténtico que debe de ser. Un plan para apuntar en la agenda navideña
Otros pueblos de interior que teníamos apuntados como puntos de especial interés son Corça y Monells. Pero, como suelo decir, siempre hay que dejarse una razón para volver 😉
Alojamientos, festivales y restaurantes en Costa Brava
A continuación, os dejo algunas recomendaciones de amigos que conocen muy bien la región que teníamos anotadas y no quiero que se pierdan porque, a juzgar por todo lo que vimos siguiendo sus consejos, estoy segurísima de que valen la pena.
- Alojamientos
- Festivales de verano
- Restaurantes y bares
- Mooma sidreria y restaurante
- Restaurante Soca-rel, especializado en arroces
- Mas Sorrer
- Doskiwis Brewing, fábrica de cervezas y lugar de tapeo
- Els Tinars, restaurante con estrella Michelín
- Restaurant Cap de Creus
- Far NOMO, japonés ubicado en un faro
- Diferent Restaurant
"La cura para cualquier cosa es agua salada: el sudor, las lágrimas o el mar."
- 23:47
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