Tal y como os prometí en mi anterior entrada, me asomo por aquí de nuevo con la segunda parte de nuestro viaje en familia a Marrakech ¡que viene con vídeo incluido!. Tenía más de una hora de material grabado y me ha llevado lo suyo seleccionar las mejores tomas y buscar una música chula y libre de derechos de autor, pero le he puesto mucho cariño a la edición y el resultado no puede gustarme más. Un recuerdo precioso y espero que una fuente de inspiración e información útil para todos vosotr@s 😉
Aquí os paso una guía detallada de nuestra agenda de cuatro días en Marrakech:
Día 1: Llegada y toma de contacto
- Llegada al aeropuerto de Menara: (en la entrada anterior ya os conté nuestra grata experiencia) y check-in en el riad Maison Dana, nuestra particular casa de las Mil y una Noches en el corazón de la medina.
- Paseo por la medina: la medina (o ciudad vieja) —ese laberinto de calles donde más de 900.000 almas conviven, trabajan, se desplazan y hacen de sus laberínticas y estrechas calles el lugar más auténtico y exótico de toda la ciudad— es lo primero que hay que visitar al llegar a Marrakech. Lo mejor es hacerlo sin rumbo ni prisas. Nosotros nos aventuramos nada más llegar con la intención de ubicarnos y comenzar a deleitarnos con los encantos de esta ciudad.
- Jeema el Fna al atardecer: la plaza de Jeema el Fna, declarada Patrimonio Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO en 2001, es uno de los espacios culturales más importantes de la ciudad, donde encantadores de serpientes, tatuadoras de henna, aguadores, "dentistas" de dudosa confianza, narradores de cuentos, poetas y adivinos entre otros tantos personajes se reúnen aquí cada día para ganarse la vida a costa de la curiosidad de los turistas. Un lugar sin duda interesante pero para mí sinceramente un tanto agobiante ya que cualquier persona que se te acerca en esta plaza es con la intención de sacarte dinero, ya sea por tomarte una foto o por pararte a observar el lastimoso "espectáculo" de ver a un mono encadenado. Por ello nosotros no dedicamos mucho tiempo a esta plaza. No obstante, ver el atardecer desde una de las terrazas que se sitúan en torno a ella es un plan muy recomendable. Un consejo de nuestro guía (del que os hablaré a continuación) fue evitar comer en alguno de los innumerables puestos de comida callejera. Mejor prevenir que curar 😅
- Cena en Café des Épices: un bar restaurante con una terraza que se alza sobre los minaretes de la ciudad, con vistas a las montañas del Atlas, muy concurrido especialmente al atardecer. Sus escaleras de acceso son muy estrechas, no aptas para carritos. El interior del restaurante es también muy agradable, con grandes ventanales que dan a una plaza llena de vida y puestos ambulantes de artesanía. La comida —con platos típicos marroquíes— y el servicio estupendos.
Día 2: Inmersión en el corazón de la medina
- Visita guiada por la medina: nuestro primer día completo en Marrakech lo arrancamos con una visita guiada por la medina para empaparnos de la fascinante historia de la ciudad y conocer sus puntos de máximo interés. Decidimos hacerlo con un guía que contratamos antes de llegar para evitar el engatusamiento de los guías extra oficiales que hay por la medina y que tratan de ofrecer sus servicios a los turistas. Tiramos mano de la web de civitatis.com por la comodidad de poder reservar directamente online y también contactamos por recomendación de una amiga con Hamza, de Morocco Best Travel, un guía local que domina el español a la perfección y con el que hicimos uno de los transfers al aeropuerto. Ofrece excursiones y visitas guiadas a medida y es educado, servicial y muy profesional. ¡Os lo recomiendo! Nuestro itinerario incluyó la plaza Jeema el Fna, la mezquita de Koutoubia, el Palacio Real, las tumbas saadíes, la kasbah, el barrio judío y el Palacio Bahia, del cual os cuento toda la historieta en el vídeo 👆
- Tarde de relax en nuestro riad: tras una jornada de turismo maratoniano todos necesitábamos un poco de la calma que se respiraba en nuestro riad, especialmente los niños. Un té a la menta con unas pastas caseras y un par de horitas disfrutando de los rayos de sol tumbados en las hamacas de la azotea fueron la guinda perfecta de nuestro segundo día, que culminó con un deliciosa cena/festín preparada por la señora que se hacía cargo del riad.
Día 3: Regateo y Jardines de Majorelle
- De compras por la medina: os confieso que el plan no era comenzar el día haciendo compras pero es imposible cruzarse la medina de cabo a rabo y no caer en la tentación. Alfombras, vajillas, babuchas, fundas de cojines, bolsos de rafia, lámparas, espejos, especias... Demasiados estímulos para ser ignorados 😂 Así que lo que inicialmente debía ser un trayecto de 45 minutos hasta los Jardines de Majorelle se convirtió en 4 horas.
- Comida en el restaurante Le Jardin: las horas volaron y, todavía atrapados por los encantos de la medina, se nos hizo la hora de comer. Justamente nos pillaba de paso Le Jardin, una maravillosa casualidad y un acierto hacer una pausa en este pequeño oasis. Un restaurante escondido dentro de un edificio rehabilitado del siglo XVI, con un jardín súper agradable y una carta de comida marroquí y europea rica rica.
- Visita a los Jardines de Majorelle: el peregrinaje culminó en los famosos jardines de Majorelle, ya fuera de las murallas de la medina. Nos sorprendió gratamente que nos dejasen pasar sin hacer cola por ir en familia. También os cuento en el vídeo de dónde viene la importancia de este lugar tan mágico, santuario del pintor Jacques Majorelle y posteriormente propiedad y lugar de inspiración de Yves St Laurent. Por cierto, lo ideal es combinar la visita a los jardines con el Museo de Yves St Laurent, ubicado en la misma calle. En nuestro caso estaba cerrado y lo tuvimos que dejar para el día siguiente.
- Cocktail en Hotel la Mammounia: el hotel más famoso y lujoso de Marrakech, frecuentado por estrellas de cine, políticos, cineastas y celebrities de toda índole atrajo nuestra atención. Sus 8 hectáreas de jardines son toda una atracción para los niños y una bendición para los padres 😌 Nosotros nos dejamos caer al atardecer, para tomar un aperitivo y curiosear. No es necesario ir de etiqueta —aunque vimos mucha gente de punta en blanco— pero sí hay que cuidar un poco el aspecto y no ir en chanclas ni pantalón corto.
- Cena en el riad: estuvimos tan a gusto en nuestro riad que decidimos repetir y cenar de nuevo allí un delicioso cuscús preparado por nuestra anfitriona.
Día 4: El universo de Yves St Laurent y tarde en un pequeño oasis
- Museo Yves St Laurent: regresamos de nuevo al barrio de Guéliz y con éxito logramos visitar el museo dedicado a la vida y obra del modisto y diseñador francés Yves St Laurent. El museo representa una retrospectiva de su carrera, su vida personal y profesional, sus musas y las muchas influencias de las que se nutrió para dar vida a las piezas de ropa y accesorios que lo convirtieron en uno de los diseñadores de moda más exitosos del siglo XX. Yves St Laurent se enamoró de Marrakech a los 30 años y con su socio y pareja Pierre Bergé compró una casa en 1966, la cual se convirtió en su refugio hasta que en 1980 adquirieron el jardín Majorelle (destinado a desaparecer a causa de la especulación urbanística) y la villa Oasis. Gracias a él y a la Fundación Yves St Lauren, creada en 2004, hoy en día podemos disfrutar de estos dos maravillosos centros culturales.
- Compras en Guéliz: hay vida más allá de la medina y el moderno barrio de Guéliz es buena muestra de ello. Con sus grandes avenidas, casas de estilo colonial y Europeo, restaurantes, y tiendas chic representa un tremendo contraste. No pasamos mucho tiempo en esta zona pero a la salida del museo de Yves St Laurent nos paseamos por las tiendas que hay en la misma calle, justo frente a los jardines de Majorelle, y nos encantó la tienda de cosmética natural Les Sens de Marrakech, donde compramos aceite de argán 100% natural y ambientadores para la casa.
- Comida y tarde en Beldi Country Club: sin dura EL PLANAZO de un viaje así —especialmente yendo con niños— es culminarlo con una tarde de relax en la piscina. Dimos con este bonito hotel rural, de decoración exquisita y sencilla, a través de la recomendación de una amiga marroquí a la que no puedo estarle más agradecida. No obstante, no es nada barato, el menú —junto con el acceso a la piscina— cuesta unos 35 euros y, aunque la comida no nos pareció nada del otro mundo, el lugar, la piscina, la tranquilidad y lo bien que se lo pasaron los niños valió todo el oro del mundo. Os aconsejo que visitéis su página de Instagram, que seguro que os hará soñar.
- Cena en el restaurante Nomad: los últimos cartuchos de energía los gastamos en irnos a cenar a Nomad, uno de los restaurantes más de moda de la medina con una terraza tan bonita y famosa como la del Café des Épices. La cocina también es de fusión europeo marroquí y os recomendaría ir antes del anochecer para disfrutar de las vistas.
Y esto es todo lo que dio de sí nuestra súper escapada. Os dejo marcados todos los puntos de interés en el mapa para ayudaros a planificar vuestra ruta.
À bientôt Marrakech !
- 10:00
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