Ayssss ¡cómo nos gustó Viena! Estaba en nuestra lista de deseos desde hacía años y pensando en un destino de ciudad para ir con el pitufo no se nos ocurrió otro mejor que éste. Acierto total 👍
Como os comentaba hace unos días por redes sociales, me da la sensación de que el vlog que publiqué en nuestro canal de YouTube se queda corto (¡y eso que dura 20 minutos!), pero es que Viena da para mucho. Os dejo aquí de nuevo el vídeo para los que no lo habéis visto aún y a continuación podéis encontrar una guía práctica con consejos útiles y las atracciones que más nos gustaron.
Viajamos a principios de junio y Viena nos recibió con un tiempo espectacular y teñida de verde, lo cual nos permitió disfrutar al máximo de la ciudad.
Sinceramente, emprendimos el viaje sin grandes expectativas y bastante poco preparados. Yendo con nuestro hijo de 21 meses sabíamos que nuestro ritmo iba a estar muy supeditado a sus necesidades y que, lejos de volver más estresados, lo que teníamos que hacer era dejarnos llevar y disfrutar de estos momentos en familia. Así que depositamos toda nuestra confianza en la santa guía de viaje Michelin y volamos sin ningún plan. Nos dejamos llevar y el no plan salió perfecto 😊
Las visitas son organizadas por guías locales —muchos de ellos oficiales aunque no necesariamente todos — apasionados por la historia y el arte. Se trata de una fórmula de turismo colaborativo en la que el pago se realiza en forma de propina al final del tour.
Nosotros reservamos directamente la visita a través de la web freetour.com y la experiencia no pudo ser más satisfactoria. Nuestra guía, una vienesa profesora de historia, nos brindó una visita de dos horas por el centro de la ciudad que nos permitió sumergirnos a fondo en la fascinante historia de Viena, su cultura y su arte. Y, como guinda del pastel, nos dio un montón de consejos sobre visitas a otros sitios de interés, cafeterías alejadas del bullicio de los turistas y lugares adaptados para ir con niños.
Nos pareció una forma estupenda de familiarizarnos con la ciudad antes de empezar a recorrerla por nuestra cuenta y no puedo más que recomendarla.
Donde antaño se erigían las murallas de la ciudad hoy en día discurre la bellísima Ringstrasse, descrita por algunos como el boulevard más bonito del mundo. Una calle de 5,3 km de largo y forma circular que rodea el distrito más céntrico de la ciudad y no puede compararse con ninguna otra calle del mundo.
Fue el emperador Francisco José quien, en 1857, mandó derribar las murallas y convocó un concurso para su urbanización, la cual duró más de medio siglo. Desde un principio se concibió como una avenida prestigiosa y representativa del poder imperial.
Caminar a lo largo del bulevar o recorrerlo en tranvía es como viajar en la historia, sus lujosos edificios te hacen retroceder a la época imperial e imaginarte a la aristocracia vienesa paseando por sus jardines o frecuentando sus famosos cafés. Nosotros nos quedamos literalmente embobados.
Algunos de los edificios más representativos y espectaculares de la Ringstrasse son la Ópera Nacional, el Parlamento, el Ayuntamiento, la universidad, la Bolsa, el Burgtheater, el Museo de Historia del Arte y el Museo de Historia Natural.
Si queréis hacer el recorrido en tranvía, podéis coger el Vienna Ring Tram que sale cada 30 minutos desde la Schwendenplatz entre las 10:00 y las 17:30. El trayecto dura 25 minutos y cuenta con audio guías en diferentes idiomas.
Los palacios de Hofburg y Schönbrun son los más famosos de Viena, dos joyas a las que hay que dedicar al menos miedo día para cada una.
El Hofburg, en el centro de la ciudad, fue la residencia prefería de los Habsburgo desde el siglo XVI. Hoy en día, es un enorme y heterogéneo museo en el que se pueden visitar los apartamentos imperiales, el museo de Sissi y la Colección de Plata Imperial. En el mismo complejo arquitectónico encontramos también la Escuela Española de Equitación, la Biblioteca Nacional de Austria, el Museo Albertina, el Museo de Éfeso y la Sala de Armas.
Nosotros, por falta de tiempo suficiente para poder visitar los dos palacios y siguiendo el consejo de nuestra guía (la del free tour 😉) nos decantamos por visitar el palacio de Schönbrun, la residencia de verano de los Austria situada a las afueras de la ciudad, una de las joyas arquitectónicas más importantes del país considerada como el Versalles de Austria. 45 de sus 1441 salas pueden ser visitadas, donde el mobiliario y los objetos personales de sus últimos ocupantes, Francisco José y Sissi, siguen prácticamente intactos.
Aquí pasó su infancia Maria Antonieta, Mozart dio su primer concierto a los 6 años, Napoleón estableció su cuartel general, Carlos I firmó el acta de renuncia al trono y Kennedy se reunió con Nikita Khrouchtchev durante la guerra fría.
Los impresionantes jardines, el zoológico más antiguo del mundo, el Museo de Carruajes Imperiales, el laberinto, el jardín Oraniengarten, la Casa de las Palmeras y la Casa del Desierto también pueden ser visitados.
Consejo: Podéis comprar los tickets a través de la web schoenbrunn.at y evitar colas.
Y si estos dos palacios se os quedan cortos, todavía tenéis una larga lista que incluye Belvedere, Schwarzenberg, Auersperg o Lobkowitz.
Al contrario de lo que mucha gente puede pensar, no hace falta rascarse el bolsillo para disfrutar en vivo de la ópera más famosa del mundo. Se pueden comprar entradas a partir de 16 euros a través de la web de la Ópera o conseguir una entrada last minute sin derecho a asiento por tan sólo 3 euros. Para ello hay que guardar cola en la taquilla un par de horas antes del comienzo de la función.
También se puede visitar el interior de la Ópera con una visita guiada cuya entrada se puede comprar directamente en el interior del edificio. Nosotros, a falta de espectáculo, nos decantamos por esta última opción, lo que nos permitió recorrer no sólo todos los salones del majestuoso edificio sino también conocer los entresijos de la escenografía y montaje de los espectáculos.
Las cafeterías en la capital son toda una institución y forman parte fundamental del estilo de vida vienés. Declaradas patrimonio inmaterial de la humanidad por la UNESCO en 2011, se cuentan por miles. Landtman, Sacher o Hawelka son las más famosas (y turísticas), pero las opciones son infinitas. Nosotros, por ejemplo, fuimos a Café Prückel.
El consumo de café en la ciudad es todo un arte, hay decenas de formas de tomarlo y de pedirlo. En el vídeo os cuento la curiosa historia de cómo llegó el café a Viena.
Y qué deciros de esas vitrinas llenas de tentaciones, no podéis iros de Viena sin probar un pedazo de Apfelstrudel (pastel de manzana) o de tarta sacher (con chocolate y mermelada de albaricoque).
Lamentablemente, los tres días se nos quedaron cortos para poder incluir una visita a las tabernas, así que creo que nos nos quedará más remedio que volver 😆
Podéis encontrar más información en este enlace: wien.info
El Stadpark es el parque más antiguo y famoso de Viena pero encontraréis centenares de parques de todos los tipos y tamaños que poder disfrutar.
Os dejo también el enlace a algunos de los apartamentos más bonitos y céntricos que encontré en Airbnb: Airbnb Viena
No obstante, la ciudad cuenta con una red estupenda de transporte público que cuenta con autobuses, tranvías y 5 líneas de metro. Tenéis más información aquí.
Y los que tengáis la intención de hacer un intensivo de museos y atracciones de pago, quizás os interese echarle un vistazo al Vienna Pass.
Pues hasta aquí mi pequeña guía de viaje que espero que os sirva de utilidad e inspiración.
Como os comentaba hace unos días por redes sociales, me da la sensación de que el vlog que publiqué en nuestro canal de YouTube se queda corto (¡y eso que dura 20 minutos!), pero es que Viena da para mucho. Os dejo aquí de nuevo el vídeo para los que no lo habéis visto aún y a continuación podéis encontrar una guía práctica con consejos útiles y las atracciones que más nos gustaron.
Viajamos a principios de junio y Viena nos recibió con un tiempo espectacular y teñida de verde, lo cual nos permitió disfrutar al máximo de la ciudad.
Sinceramente, emprendimos el viaje sin grandes expectativas y bastante poco preparados. Yendo con nuestro hijo de 21 meses sabíamos que nuestro ritmo iba a estar muy supeditado a sus necesidades y que, lejos de volver más estresados, lo que teníamos que hacer era dejarnos llevar y disfrutar de estos momentos en familia. Así que depositamos toda nuestra confianza en la santa guía de viaje Michelin y volamos sin ningún plan. Nos dejamos llevar y el no plan salió perfecto 😊
Qué ver y hacer en Viena
1. Familiarízate con la ciudad con un Free Tour
Como os cuento en el vídeo, en nuestro último viaje a Madrid tuvimos la oportunidad de contratar por primera vez una visita guiada gratuita y la experiencia nos gustó tantísimo que hemos decidido que, a partir de ahora, cada escapada que hagamos —y siempre y cuando encontremos este servicio disponible en el destino al que viajemos — comenzará con un free tour.Las visitas son organizadas por guías locales —muchos de ellos oficiales aunque no necesariamente todos — apasionados por la historia y el arte. Se trata de una fórmula de turismo colaborativo en la que el pago se realiza en forma de propina al final del tour.
Nosotros reservamos directamente la visita a través de la web freetour.com y la experiencia no pudo ser más satisfactoria. Nuestra guía, una vienesa profesora de historia, nos brindó una visita de dos horas por el centro de la ciudad que nos permitió sumergirnos a fondo en la fascinante historia de Viena, su cultura y su arte. Y, como guinda del pastel, nos dio un montón de consejos sobre visitas a otros sitios de interés, cafeterías alejadas del bullicio de los turistas y lugares adaptados para ir con niños.
Nos pareció una forma estupenda de familiarizarnos con la ciudad antes de empezar a recorrerla por nuestra cuenta y no puedo más que recomendarla.
2. Recorre de cabo a rabo el boulevard más bonito del mundo
Donde antaño se erigían las murallas de la ciudad hoy en día discurre la bellísima Ringstrasse, descrita por algunos como el boulevard más bonito del mundo. Una calle de 5,3 km de largo y forma circular que rodea el distrito más céntrico de la ciudad y no puede compararse con ninguna otra calle del mundo.
Fue el emperador Francisco José quien, en 1857, mandó derribar las murallas y convocó un concurso para su urbanización, la cual duró más de medio siglo. Desde un principio se concibió como una avenida prestigiosa y representativa del poder imperial.
Caminar a lo largo del bulevar o recorrerlo en tranvía es como viajar en la historia, sus lujosos edificios te hacen retroceder a la época imperial e imaginarte a la aristocracia vienesa paseando por sus jardines o frecuentando sus famosos cafés. Nosotros nos quedamos literalmente embobados.
Algunos de los edificios más representativos y espectaculares de la Ringstrasse son la Ópera Nacional, el Parlamento, el Ayuntamiento, la universidad, la Bolsa, el Burgtheater, el Museo de Historia del Arte y el Museo de Historia Natural.
Si queréis hacer el recorrido en tranvía, podéis coger el Vienna Ring Tram que sale cada 30 minutos desde la Schwendenplatz entre las 10:00 y las 17:30. El trayecto dura 25 minutos y cuenta con audio guías en diferentes idiomas.
3. Visita los palacios imperiales
Los más de 600 años de poder de la dinastía más larga de Europa, la de los Habsburgo, han dejado una huella imborrable en la que fue la capital imperial. La ostentación y majestuosidad de Viena, símbolo del poder de sus gobernadores, son todavía evidentes y su multitud de palacios un ejemplo vivo de la fascinante historia de la casa de los Austria.Los palacios de Hofburg y Schönbrun son los más famosos de Viena, dos joyas a las que hay que dedicar al menos miedo día para cada una.
El Hofburg, en el centro de la ciudad, fue la residencia prefería de los Habsburgo desde el siglo XVI. Hoy en día, es un enorme y heterogéneo museo en el que se pueden visitar los apartamentos imperiales, el museo de Sissi y la Colección de Plata Imperial. En el mismo complejo arquitectónico encontramos también la Escuela Española de Equitación, la Biblioteca Nacional de Austria, el Museo Albertina, el Museo de Éfeso y la Sala de Armas.
Nosotros, por falta de tiempo suficiente para poder visitar los dos palacios y siguiendo el consejo de nuestra guía (la del free tour 😉) nos decantamos por visitar el palacio de Schönbrun, la residencia de verano de los Austria situada a las afueras de la ciudad, una de las joyas arquitectónicas más importantes del país considerada como el Versalles de Austria. 45 de sus 1441 salas pueden ser visitadas, donde el mobiliario y los objetos personales de sus últimos ocupantes, Francisco José y Sissi, siguen prácticamente intactos.
Aquí pasó su infancia Maria Antonieta, Mozart dio su primer concierto a los 6 años, Napoleón estableció su cuartel general, Carlos I firmó el acta de renuncia al trono y Kennedy se reunió con Nikita Khrouchtchev durante la guerra fría.
Los impresionantes jardines, el zoológico más antiguo del mundo, el Museo de Carruajes Imperiales, el laberinto, el jardín Oraniengarten, la Casa de las Palmeras y la Casa del Desierto también pueden ser visitados.
Consejo: Podéis comprar los tickets a través de la web schoenbrunn.at y evitar colas.
Y si estos dos palacios se os quedan cortos, todavía tenéis una larga lista que incluye Belvedere, Schwarzenberg, Auersperg o Lobkowitz.
4. Visita el edificio gótico más significativo de Viena, su catedral
En el corazón del barrio histórico se alza imponente la catedral de San Esteban de estilo predominantemente gótico. Merecen especial mención las más de 250.000 tejas barnizadas que recubren el tejado del templo.
No dejéis de visitar su interior para admirar la belleza de su arquitectura. Si os animáis, también podéis subir a una de sus dos torres y disfrutar de una panorámica de la ciudad desde las alturas.
5. Cuélate tras el telón de la Ópera de Viena
Al contrario de lo que mucha gente puede pensar, no hace falta rascarse el bolsillo para disfrutar en vivo de la ópera más famosa del mundo. Se pueden comprar entradas a partir de 16 euros a través de la web de la Ópera o conseguir una entrada last minute sin derecho a asiento por tan sólo 3 euros. Para ello hay que guardar cola en la taquilla un par de horas antes del comienzo de la función.
También se puede visitar el interior de la Ópera con una visita guiada cuya entrada se puede comprar directamente en el interior del edificio. Nosotros, a falta de espectáculo, nos decantamos por esta última opción, lo que nos permitió recorrer no sólo todos los salones del majestuoso edificio sino también conocer los entresijos de la escenografía y montaje de los espectáculos.
6. Tomate un café vienés acompañado por un trozo (o dos) de tarta sacher
Uno no se puede ir de Viena sin caer en esta dulce tentación, ¡aquí no hay dieta que valga!Las cafeterías en la capital son toda una institución y forman parte fundamental del estilo de vida vienés. Declaradas patrimonio inmaterial de la humanidad por la UNESCO en 2011, se cuentan por miles. Landtman, Sacher o Hawelka son las más famosas (y turísticas), pero las opciones son infinitas. Nosotros, por ejemplo, fuimos a Café Prückel.
El consumo de café en la ciudad es todo un arte, hay decenas de formas de tomarlo y de pedirlo. En el vídeo os cuento la curiosa historia de cómo llegó el café a Viena.
Y qué deciros de esas vitrinas llenas de tentaciones, no podéis iros de Viena sin probar un pedazo de Apfelstrudel (pastel de manzana) o de tarta sacher (con chocolate y mermelada de albaricoque).
7. Pasea a orillas del río Danubio
Después de un día de turismo intenso, relajarse a orillas del Danubio en uno de los tantos bares que ocupan sus orillas puede resultar de lo más apetecible.
Si el calor os pilla por sorpresa, también podéis acercaros a la zona de Alte Donau y daros un chapuzón en la playa de Gänsehäufel o alquilar un patinete o una barca de remo.
8. Visita el parque de atracciones más antiguo del mundo y súbete a su noria
El Prater, con sus seis millones de metros cuadrados, es un enorme parque público que alberga una zona dedicada a las atracciones de feria entre las que destaca la noria gigante o Riesenrad, la cual significa para Viena lo mismo que la Torre Eiffel para París. Construida en 1897, fue la noria más alta del mundo hasta 1985.
Si no os dan respeto las alturas, podéis subiros a una de las góndolas y observar la ciudad desde las alturas y, particularmente si vais con niños, el parque de atracciones será parada obligatoria.
9. Saborea el vino de la última vendimia
Nos sorprendió gratamente descubrir que los alrededores de Viena están repletos de tabernas rústicas, conocidas como Heuriger, camufladas entre viñedos y donde se sirve exclusivamente vino vienés.Lamentablemente, los tres días se nos quedaron cortos para poder incluir una visita a las tabernas, así que creo que nos nos quedará más remedio que volver 😆
Podéis encontrar más información en este enlace: wien.info
10. Relájate en uno de los cientos de parques de la ciudad
Lo que más nos gustó de Viena es que aproximadamente el 50% de la superficie de la ciudad está cubierta por zonas verdes. ¡Toda una gozada! Sobre todo si viajas con niños. Como es normal, cada dos por tres el pitu quería bajarse del carro para corretear y jugar a sus anchas y la cantidad de parques que hay diseminados por toda la ciudad nos facilitó mucho este tipo de pausas.El Stadpark es el parque más antiguo y famoso de Viena pero encontraréis centenares de parques de todos los tipos y tamaños que poder disfrutar.
Podría incluir mil planes más en esta pequeña mini-guía, decenas de cosas que se nos quedaron en el tintero, pero eso lo dejo para la próxima visita 😉
Dónde alojarse en Viena
No puedo más que recomendaros el alojamiento donde nos quedamos, Heymi Apartments, en la zona universitaria, a cuatro pasos del centro pero al margen del bullicio de las zonas más turísticas. El edificio, de arquitectura clásica, es una preciosidad y los apartamentos están muy bien equipados. Tengo que advertir de que no son nada baratos, pero ahora que viajamos en familia preferimos hacer menos escapadas y poder destinar un poquito más de presupuesto para alojarnos en establecimientos que nos resulten cómodos y accesibles.Os dejo también el enlace a algunos de los apartamentos más bonitos y céntricos que encontré en Airbnb: Airbnb Viena
Cómo moverse por Viena
Nosotros somos de los que pensamos que no hay mejor forma de descubrir una ciudad que pateándosela de cabo a rabo. Durante los tres días que estuvimos en la ciudad anduvimos una media de 16 km. por día según el teléfono de mi amore ¡No bromeo!No obstante, la ciudad cuenta con una red estupenda de transporte público que cuenta con autobuses, tranvías y 5 líneas de metro. Tenéis más información aquí.
Y los que tengáis la intención de hacer un intensivo de museos y atracciones de pago, quizás os interese echarle un vistazo al Vienna Pass.
Pues hasta aquí mi pequeña guía de viaje que espero que os sirva de utilidad e inspiración.
¡Gracias por leerme y hasta muy pronto!
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