Ahora sí que sí, ya estamos en plena cuenta atrás para las navidades tan esperadas para nosotros, ya que son sinónimo de vuelta casa, ¡como el turrón! ;) Estamos como locos por pasar tiempo con la familia y los amigos, atiborrarnos de cosas ricas y disfrutar de nuestra querida Valencia.

Y con la maleta ya abierta y lista para volar mañana os traigo la que probablemente va a ser mi última entrada del año, un look cómodo y poco rebuscado muy acertado para estas fechas. Botas planas, mini falda de vuelo y suéter granate {o color marsala como se dice esta temporada} de manga caída de los que tanto se llevan desde el año pasado. Como complementos mi sombrero neoyorkino y mi colgante "llamador de ángeles", uno de mis regalos favoritos de las últimas navidades que siempre llevo conmigo. Me encanta su sonido armonioso al agitarlo y el significado que conlleva, ya que se dice que sirve de llamada a nuestro Ángel de la Guarda.

¿Qué os parece el resultado?


Me encantan los tocados, además de estar muy de moda le dan un toque muy elegante y sofisticado a cualquier look. Un vestido de lo más sencillo se puede realzar con un tocado, pamela o canotier. Por supuesto, hay que tener en cuenta el momento del día en el que se celebra la boda; cuanto más se aproxime la noche, más discretos serán los complementos que llevemos en la cabeza.

En Suiza me resulta muy difícil encontrar éste tipo de accesorios. Por lo que dejo mi imaginación volar buscando estilazos por Internet y entre búsqueda y búsqueda, las Instagramers y las blogueras a las que sigo y el consejo de alguna amiga, he dado con tres firmas de accesorios que me encantan, todas ellas lideradas por mujeres emprendedoras con amor por los complementos artesanales y personalizados.

Uno de mis regalos de cumpleaños de este año fue este vestidito con su bolso en conjunto de una marca de la que sinceramente no había oído hablar antes, Mamatayoe, y que ha sido ¡todo un descubrimiento! Una firma que se auto denomina como crafty chic, alegre y de inspiración étnica. Se caracteriza principalmente por la mezcla de diferentes tejidos y estampados y doy fe de que sus prendas son comodísimas.

La semana pasada nos escapamos a España cuatro días y por fin tuve la oportunidad de estrenar mi vestido gracias al mes de septiembre tan caluroso que está haciendo. El look perfecto para una tarde de paseo junto al mar.

¡Os dejo que juzguéis por vosotr@s mim@s!

Hace ya un mes {¡cómo vuela el tiempo!} dos de nuestros mejores amigos se dieron el "sí quiero".

Tenía ganas de contaros un poco sobre este enlace tan especial para mí. Rosa ha sido la primera de mis amigas de toda la vida en casarse y, además, no lo ha hecho en un sitio cualquiera sino en el mismo lugar en el que Rafa y yo nos casamos hace ya dos años y medio. Un lugar lleno de magia y que para mí tiene un gran valor sentimental por ser propiedad de mi familia. Una vieja finca de labranza que compraron mis abuelos hace ya unas cuantas décadas y que años después mi padre logró convertir en casa rural y espacio para eventos, Masía el Ferrajón.

Lo más especial de esta masía es que no se celebran dos bodas iguales. La casa y los jardines se reservan en exclusiva para el evento y los novios son totalmente libres de elegir todos y cada uno de los detalles de la celebración {desde el catering hasta la decoración, la disposición de las mesas, el lugar de la ceremonia...} además de poderse quedar a dormir ocupando las 9 habitaciones de la casa y recuperarse de la resaca de la fiesta al día siguiente con un chapuzón en la piscina y una buena paellita.

Como os comentaba la boda quedo preciosísima, con muchísimos detalles hechos a mano en los que se reflejaba todo el cariño y la dedicación que los novios pusieron en su gran día. Además, contaron con la gran ayuda de la wedding planner María Blasco {mb}, amiga de la infancia que desde hace poquito se ha lanzado a la aventura emprendedora y a la que le auguramos un gran futuro. Sinceramente, ¡hizo un trabajo excepcional!

El enlace civil se celebró al atardecer bajo un arco de flores en tonos fucsia {el color elegido para toda la decoración floral} con vistas a la ladera de la montana, una panorámica de lo más romántica.

Fue una ceremonia muy cálida y emotiva que contó con la participación de los amigos más cercanos y familiares. Rafa y yo también tuvimos el gran placer de aportar nuestro granito de arena con un pequeño discurso dirigido a los novios. ¡Ays lo que me costó contener las lagrimas! Sobre todo al ver a los novios taaaan guapos, enamorados y emocionados.




El cocktail y la cena tuvieron lugar en la pinada del jardín, sobre el césped. Me encantó el detalle que tuvieron de pensar en los tacones de las invitadas ofreciendo protecciones para diferentes grosores de tacón. A partir de ahora me las voy a llevar a todas las bodas ;)


El libro de firmas tampoco pasó desapercibido. Un lienzo en el que todos pudimos plasmar nuestras huellas a modo de firma. ¿No os parece un recuerdo de lo más bonito?


El catering fue todo un descubrimiento para mí y, sin duda ¡un acierto! REX Catering hizo todo un despliegue de profesionalidad ofreciendo un servicio impecable y una comida exquisita.




La cena estuvo llena de sorpresas. Los novios se deshicieron en detalles con todos los invitados y el broche final lo pusimos las chicas con un baile al puro estilo Bollywood que pilló a los novios totalmente desprevenidos ;) ¡Qué risas nos echamos!


Antes de terminar os enseño el look que llevé. La novia nos pidió que vistiésemos de largo, lo cual no pudo hacerme más feliz porque estaba deseando sacar de nuevo del armario mi vestido azul de NAF NAF que taaaaanto me gusta. Y es que cuando me lo pongo me siento como una actriz de cine.


Muchas gracias a {mb} por cederme las fotitos tan fantásticas que tomaron para poder compartirlas con vosotr@s y enhorabuena de nuevo a los novios ¡que más bonicos ya no pueden ser!

Cuanto más tiempo vivo fuera, más valoro lo que tenemos en nuestro maravilloso país. Mira que he estado veces en Madrid y, sinceramente, nunca es una ciudad que me haya atraído en especial, quizás porque la mayoría de veces que he ido ha sido por cuestiones de trabajo y papeleos de embajadas.

El fin de semana pasado, con motivo del cumpleaños de mi madre, hicimos una escapadilla a la capital. Salimos pitando el viernes del trabajo y, haciéndosenos la boca agua de pensar en la cena de tapeo {¡por fin!} que nos esperaba, cogimos el último vuelo de Swiss Air rumbo a Madrid.

Con sólo poner un pie en el metro me sentí como si estuviese en otro mundo, y ya no os digo cuando salimos en la boca de metro de Gran Vía y nos inundó el algarabío de gente propio de un viernes por la noche. No pensé que después de haber vivido en ciudades como Nueva York, Boston o simplemente Valencia, me fuesen a impresionar ya estas cosas. Parece ser que desde que me he venido a vivir a Suiza me he convertido en una especie de Alfredo Landa... Aquí todo es pura tranquilidad, sosiego, armonía... y cuando me sacas de casa a un sitio con más ambiente me maravillo de todo. Poco a poco te vas haciendo al lugar donde vives y te amoldas a lo que hay pero la sangre tira y cuando una vuelve a la civilización se vuelve loca :)

Aquí os dejo mis siete descubrimientos del fin de semana, siete cositas que no podéis perderos si vais a la capi.

1. Palacio de Cristal, Parque del Retiro
Fue toda una sorpresa encontrar esta joya arquitectónica escondida entre la vegetación en pleno centro del Retiro. Los rayos de sol filtrándose por todas sus esquinas le dan un aire casi mágico. No sé si se podrá alquilar para eventos pero puedo imaginarme lo bonita que sería una boda aquí ¿no os parece? :)


2. Mercado de San Miguel y Mercado de San Antón
El Mercado de San Miguel siempre es mi parada obligatoria cuando visito Madrid. Un espacio culinario en el que degustar todo tipo exquisiteces en sus innumerables puestos: tapas y pinchos de todo tipo, mariscos {no podéis pasar por alto el puesto de las ostras}, dulces y panadería artesanal, frutas y batidos, etc.


El gran descubrimiento de este viaje fue también el Mercado de San Antón, en Chueca. Recomendado por mi amiga Estefanía, madrileña de pura cepa ;) , como un referente local y menos frecuentado por turistas que el Mercado de San Miguel. Nos encantaron todos los puestos y locales, especialmente el restaurante-terraza situado en la azotea. Ya sólo la entrada con su pequeño huerto llama la atención. Ideal para tomar una copa en el lounge con vistas al cielo de Madrid o para darse una cena-homenaje.