Ésta es otra de las miles de entradas que tenía pendiente desde hace muchísimo tiempo y que gracias a la insistencia de mi amiga y fiel lectora Isa, que se va a París en apenas dos semanas, por fin me he animado a escribir.

Con tantos viajes a mis espaldas y todavía no había estado en esta maravilla de ciudad. Así que el año pasado con motivo de nuestro aniversario de novios y gracias a un ofertón de EasyJet que encontré a través de la herramienta Destinator, de la que ya os hablé AQUÍ, reservé los vuelos y allí que nos fuimos a pasar el fin de semana.

París da para muchísimo más que apenas 3 días, pero desafortunadamente no disponíamos de más tiempo. Por lo que hoy os traigo una pequeña guía de 3 días para novatos. Si vais por primera vez a París, os garantizo que siguiendo este itinerario os llevaréis una idea súper completa de lo que es la ciudad. No tendréis tiempo de visitar museos pero la ciudad en sí es un museo en vivo; sus cientos de monumentos, las fachadas de los edificios, las farolas, las señales del metro, las brasseries... A mi me fascinó absolutamente TODO.

Os invito a que os pongáis un calzado cómodo y vengáis con nosotros. Al final del post encontraréis, cómo no, el correspondiente vídeo de Dos Españoles por el Mundo ;)

DÍA 1

Nuestro alojamiento se encontraba junto a los mismos Campos Elíseos, una de las arterias principales de la ciudad plagada de tiendas y cafeterías y flanqueada por el Arco de Triunfo a un extremo y la Plaza de Concordia al otro.

Campos Elíseos con el Arco de Triunfo de fondo

Comenzamos nuestra ruta de fin de semana caminado hasta el Arco de Triunfo, desde donde continuamos por la Rue d'Eina hasta el Palacio de Chaillot, en la Plaza de Varsovia. El mejor mirador para contemplar la Torre Eiffel con el Campo de Marte de fondo.

Feliz de la vida frente al Arco de Triunfo :)

Vistas a la Torre Eiffel desde la plaza de Varsovia

Después de hacer las fotos de rigor, recorrimos el parque del Campo de Marte hasta llegar al Palacio Nacional los Inválidos. Concebido originalmente como residencia para militares retirados y heridos de guerra, hoy en día contiene varios museos militares, templos religiosos y servicios a antiguos combatientes. En este palacio descansan los restos de Napoleón Bonaparte.

Palacio Nacional de los Inválidos

Dejando atrás los Inválidos, cruzamos el río Sena a través del puente de Alexander III, uno de los más largos de la ciudad junto al que se encuentra el Palacio de la Exposición Universal de 1900.

Vistas desde el Puente the Alexander III

Puente the Alexander III junto al Palacio de la Exposición Universal de 1900

Muy cerquita nos encontramos con la plaza de la Concordia, la segunda plaza más grande de Francia, testigo de las macabras muertes de más de 1.119 decapitados, entre los que se encuentran Maria Antonieta y Luís XVI.

Continuamos por la Rue Castiglione hasta la plaza más lujosa y cara de todo París, la plaza de la Vendôme, presidida por una réplica de la columna de Trajano de Roma. Si tenéis presupuesto podéis comprar algún souvenir en Dior, Rolex o Louis-Vuitton o entrar en el Ritz a tomaros un cafetito ;)

Plaza de la Vendôme

Nosotros atravesamos la plaza y continuamos hasta el majestuoso edificio de la Ópera de París pasando por delante de una tienda que me cautivó, Repetto. Una boutique de artículos de ballet en la que no sólo venden maillots, tutus y zapatillas sino ropa y complementos inspirados en el mundo de la danza. Con lo que a mi me gusta el ballet podéis imaginaros lo mucho que me encantó la tienda :)

Ópera de París

Acto seguido nos dirigimos al museo del Louvre y, muy a nuestro pesar, nos tuvimos que contentar con verlo desde fuera. Siendo uno de los museos más grandes del mundo y teniendo tan poco tiempo, decidimos que lo más sensato era dejar su interior para una próxima visita.

Museo del Louvre

Junto al Louvre se encuentra el Jardín de las Tullerias el primer jardín público de París - de 1.564 - que une el Louvre con la Plaza de la Concordia.

Por la noche, tras la cena, dimos un paseo romántico a orillas del Sena por los alrededores de la catedral de Notre Dame. 


DÍA 2

Cogimos el metro desde los Campos Elíseos al Boulevard de Clichy y caminamos hasta la Place Blance, donde se encuentra el famoso y diría yo que un poco decadente Moulin Rouge, rodeado de otras decenas de locales de alterne.

Moulin Rouge

Junto al Moulin Rouge, en la Rue du Lepic, nos topamos con el Cafe Deux Moulins, el mismito de la película de Amelie. Por esa misma calle comenzamos a subir hacia el Montmartre, atravesando el barrio más bohemio de todo París; plagado de cafeterías, ultramarinos, tiendas de productos gourmet, pastelerías, puestos de artesanías, artistas callejeros... ¡Una maravilla de barrio! Y, a pesar de que era domingo, todos los comercios estaban abiertos.

Tomando un chocolate en el Cafe Deux Moulins, el del la película de Amelie

El Montmartre culmina en la basílica del Sacre Coeur con unas vistas preciosas sobre París. Ideal para sentarse en su explanada y tomarse un merecido descanso tras la fatiga de la subida ;)

Basílica de Sacre Coeur

Vistas desde Montmartre

Por la tarde nos dirigimos hacia Le Marais, conocido por ser uno de los barrios más de moda entre la gente joven. Cogimos el metro hasta Chatelet y caminamos hasta el Ayuntamiento continuando por la Plaza de la Bastilla y la Place des Vosgues, donde vivió Víctor Hugo.

Plaza del Ayuntamiento

No quisimos perdernos las vistas desde la cima de la Torre Eiffel, por lo que decidimos volver de noche, lo cual nos ahorró una gran cola. El precio de la subida varía según la planta hasta la que se quiera, así como dependiendo si se hace a pie o en ascensor. En mi opinión, verdaderamente vale la pena, aunque os advierto que es una visita no apta para aquellos que tenéis vértigo. El pobre Rafa lo pasó un poquito mal.

Consejo: si queréis evitar colas podéis reservar los tickets online a través de la web official de la Torre Eiffel.


DÍA 3

El último día nos lo tomamos de relax. Volvimos a la zona de la Ópera para hacer algunas comprillas y disfrutar de una buena comida antes de coger el avión de vuelta.

¿Dónde comer? 

Cuando vamos de visita de ciudad maratoniana, como en este caso, nos lo tomamos tan en serio que prácticamente no paramos ni para comer. Lo que hacemos normalmente es salir del alojamiento equipados con un sándwich en la mochila y nos lo comemos allá donde nos pille. Sobre todo en ciudades donde los restaurantes son especialmente caros, es una muy buena alternativa. Eso sí, las noches siempre nos las reservamos para probar buenos restaurantes y disfrutar de la gastronomía local.

Durante nuestro pequeño viaje estos son los restaurantes que probamos y que nos encantaron:

• Radisson Blu Metropolitan Restaurant: Rafa me invitó a cenar por nuestro aniversario en esta maravilla de restaurante que fusiona la comida francesa con la mediterránea. El hotel está muy cerquita de la Plaza de Varsovia, por lo que desde el lounge bar se puede observar la Torre Eiffel mientras te tomas una copa de champagne antes de cenar. Un plan de lo más romántico si vais con vuestra pareja. El menú degustación nos costó 55 euros por persona.

• Brasserie la Terrasse: típico restaurante parisino situado junto a la parada de metro de la Escuela Militar, también muy cerca de la Torre Eiffel. Un local de estilo contemporáneo con una decoración de sillones rojos muy acogedora. Una de las especialidades es la sopa de cebolla, que está deliciosa. Pedimos dos entrantes, dos platos principales y un postre para compartir y salimos a 30 euros por persona.

• Brasserie Le Gramont: también típico francés, situado muy cerca de la Ópera. Comimos aquí el ultimo día antes de salir para el aeropuerto y la relación calidad-precio nos pareció muy buena {17 euros por persona}. Las hamburguesas caseras están buenísimas. 

• B.D.J Café: ¡Súper recomendable! En una ciudad cuya amabilidad entre el servicio la verdad es que brilla por su ausencia, nos sorprendió gratamente la educación y hospitalidad del propietario de este pequeño local en el corazón de Marais. Comida típica francesa con una relación calidad-precio estupenda. Menú con entrante, plato principal y postre por 23 euros. 

También os aconsejo el Montmatre para desayunar o comer. Tiene decenas de cafeterías y pequeños restaurantes que bien merecen una visita.

¿Dónde alojarse?

¡Hasta pronto!

Con estos fríos de invierno cómo apetece escaparse a un destino cálido y pasar una semana piña colada en mano en una playa paradisíaca del Caribe ¿verdad?

Hoy vamos a olvidarnos de los fríos y las nieves. Os invito a que os teletransportéis conmigo a uno de mis rincones favoritos del planeta, Península de Samaná, un rinconcito de cielo en la tierra del que es imposible no enamorarse.

República Dominicana es un destino popular, principalmente por la archiconocida Punta Cana, llena de grandes hoteles de "todo incluido". A mi personalmente me gustan los destinos menos explotados y, a ser posible, siempre intento buscar pequeños hoteles boutique en los que el servicio es más personalizado y las instalaciones, por lo general, tienen un estilo más fiel a la cultura local.

Hace poco más de dos años tuve la fortuna de viajar a Península de Samaná, un año más tarde repetí la experiencia y os aseguro que no será la última vez que vuelva. Después de ver las fotos y el vídeo al final del post, entenderéis por qué ;)

7 COSAS QUE NO TE PUEDES PERDER

1. Punta Bonita

Soy muy muy fan de esta playa. Si me pidiesen que cierre los ojos y piense en un lugar de ensueño, la primera imagen que me vendría a la mente sería la de esta playa de aguas tranquilas y arena blanca flanqueada por kilómetros y kilómetros de selva de palmeras. Una verdadera piscina natural.



2. Chiringuito de Playa Cosón

Caminando desde Punta Bonita se puede llegar por la misma orilla de la playa, a pie o incluso a caballo, a Playa Cosón y hacer un alto en el camino en el chiringuito que hay sobre la misma arena. Nada ostentoso, más bien todo lo contrario, una simple barraca, unas brasas y mesas y sillas de plástico dispersas en la arena son puro lujo en un paraíso como éste.

Langosta o pescado fresco del día a la brasa, piña colada y una cervecita Presidente bien fresquita son las especialidades de este sitio tan pintoresco y genuino.

Vistas de Playa Cosón y Punta Bonita al fondo

2. Cascadas del Limón

Excursión obligada y más que recomendable. Desde el mismo pueblo conocido como El Limón hay indicaciones para encontrar las cuadras desde las que partir. Se trata de un ascenso en mula acompañado por un guía local. Bueno, más que por un guía, por un chaval joven de la zona tratando de ganarse algunos pesos.

La subida a las cascadas puede hacerse también a pie pero es bastante escarpada y rocosa con ríos que atraviesan los caminos, por lo que hay que ir preparado y, sobre todo, con un calzado adecuado.

Los dos chavales que nos acompañaron - uno a cada lado de nuestras respectivas mulas - iban con botas de agua y sandalias. ¡Parecía que habían nacido entre esas mismas piedras por la destreza con la que se desplazaban! Nos contaron que se hacían el recorrido unas 2-3 veces al día. Yo estaba estupefacta porque incluso yendo sobre la mula acabé bastante cansada.

El trayecto es toda una aventura, ya que te adentras en pura selva, y la llegada a la cima es... un espectáculo: laderas salpicadas por cientos de palmeras con el mar flanqueando el horizonte a un lado, selva por el otro y las cascadas al frente.

Una vez alcanzado el pie de las cascadas bien merece la pena un bañito refrescante para cargar fuerzas para la vuelta.





3. Manglares de Playa la Cana

Otra playa kilométrica en la que dejarse perder a la sombra de una palmera.

Justo al lado de uno de los extremos de la playa se encuentran los manglares y suele haber un hombre con una barquita que se ofrece a darte un paseo de unos 20 minutos. Son una auténtica preciosidad.






4. Santa Barbara de Samaná 

La capital de la provincia de Samaná no es nada del otro mundo, una ciudad muy pequeña a orillas del mar a la que llegan muchos cruceros y desde la que salen barcos con excursiones diarias a Cayo Levantado.

En ella podéis encontrar tiendas locales, pasear por el malecón y visitar el mercado local.





5. Playa Valle

Más pequeña que las anteriores pero no por ello menos bonita. El día que fuimos estuvimos prácticamente solos. ¡Todo un privilegio!



6. Puesta de sol en Café del Mar

A la vuelta de playa del Valle se puede parar en Café del Mar, en Puerto Bahía. Una experiencia muy estilo Ibiza, pero el lugar bien merece una paradita y un chapuzón en la piscina viendo el atardecer.




7. Las Terrenas

Es una población con mucho sabor dominicano. Llena de restaurantes, locales, tiendas y algún que otro pub donde ir a bailar por la noche.

Llama la atención el color de las fachadas de las casas y comercios y la cantidad de cuadros de artistas locales y tahitianos que decoran sus calles. Nosotros compramos dos de recuerdo, uno lo tenemos en la entrada de casa y otro en el comedor. Un souvenir de lo más especial :)



MEJOR ÉPOCA PARA VIAJAR

Las estadísticas meteorológicas indican que el mejor período del año para viajar a República Dominicana es de noviembre a mayo, siendo enero y febrero los meses idóneos, más secos y cálidos.

Yo he estado tanto en febrero como en abril y el tiempo fue excepcional.

A ser posible, se debe evitar el período de julio a octubre por ser la temporada más húmeda. Lo cual no quiere decir que os vaya a arruinar el viaje, ya que se trata de lluvias tropicales que vienen y se van rápidamente, pero ante la duda, yo prefiría no jugármela.

CÓMO LLEGAR

Los dos aeropuertos más cercanos a Península de Samaná son el Aeropuerto Internacional de El Catey, en la misma península, y el Aeropuerto Internacional de Las Américas, en Santo Domingo.
Este último suele recibir mas tráfico y, por lo tanto os resultará más fácil encontrar vuelos directos desde Madrid a precios razonables con Iberia o Air Europa.

Desde Santo Domingo hay unas dos horas de coche hasta Samaná por autopista. Por lo que mi consejo es alquilar un vehículo {con GPS a poder ser}  para moveros con total libertad.

ALOJAMIENTO

Como ya os he comentado, los hoteles muy grandes no son lo nuestro. Por lo que investigando investigando encontramos un pequeño complejo de 32 habitaciones tipo villa en primera línea del mar que nos encantó, Hotel Bahía las Ballenas en Playa Bonita.

Un sitio muy tranquilo a escasos metros de mi playa favorita del mundo mundial, Punta Bonita.

Las habitaciones son muy espaciosas, de 45 m2, y todas tienen un pequeño porche con dos hamacas, cuarto de baño exterior - ¡lo cual me chifla! - y una decoracion muy auténtica y colorida con los techos de caña y madera y los azulejos de colores.

El complejo cuenta con un bar-restaurante con vistas al mar donde sirven desayunos y comidas a la carta.

Siendo honesta, os confieso que el hotel tenía algunos detallitos que hacía falta pulir, pero nada que nos impidiera disfrutar de nuestra estancia al máximo y quedarnos con ganas de repetir.

Playa de enfrente del hotel.

Si buscáis algo más lujoso, uno de los hoteles que nos llamó mucho la atención fue Balcones del Atlántico, un complejo de diseño con 35 villas tipo suite ubicado a primera linea de playa.

CULTURA

Puramente latina. La gente es relajada, pasional y por lo general muy agradable.

La mayoría de los dominicanos de esta región, al menos los que conocimos nosotros, son gente muy humilde pero feliz con lo que tiene. No se estresan, viven al día con los recursos de los que disponen y no parece que el porvenir les importe en absoluto.

En las calles no se ve pobreza ni mendicidad. No tuvimos en ningún momento sensación de peligro. Nos encanta caminar y recorrimos bastantes kilómetros a pie tanto por la orilla de la playa como por la parte interior, atravesando barrios y pequeñas carreteras sin ningún problema. Lo cual no quiere decir que no haya que ser precavido y salir siempre con lo mínimo encima, no dejar los objetos de valor descuidados, etc.

Una advertencia. Los dominicanos son muy pícaros y para ellos los turistas somos como un dólar andante, por lo que van a intentar sacaros dinero por cualquier cosa. Así que atención. Regatead sin miramiento y enteraros de lo que realmente cuestan las cosas que, por lo general, son muy baratas. A nosotros en más de una ocasión intentaron cobrarnos doble; primero el dueño de la barca en los manglares de playa del Valle y luego su colega el que la conducía, argumentando que él no recibía nada de lo que nosotros habíamos pagado. A veces te hacen dudar y picas el anzuelo por pena, pero hay que ser más astutos que ellos y no dejarse tomar el pelo.

QUÉ COMER

Comida criolla {a base de productos locales como el arroz, la papa, la yuca o los frijoles}, arroces, pescados y mariscos frescos, frutas tropicales y la cerveza por excelencia, Presidente.

No me enrollo más y doy paso a otro de nuestros famosos vídeo de "Dos Españoles por el Mundo". Espero que os haya gustado este paraíso que tengo el placer de compartir con vosotros. Sin lugar a dudas ¡un sitio de ensueño!

¡Hasta pronto!

Lo siento por la pareja que está dándose el lote pero quería enseñaros lo bonito que es el restaurante por dentro ;)

3. Tapeo por los alrededores de la Plaza Mayor
Si la hora de la comida te pilla en pleno trajín por el centro de Madrid qué mejor que hacer una paradita para recargar fuerzas en una de estas tiendas tan tradicionales y saborear una de esas empanadillas caseras que dicen "comeme". Un buen bocadillo de calamares o un pincho de tortilla acompañado de unas cañas en uno de los tantos bares que rodean la Plaza Mayor también es una excelente alternativa.


4. Brunch con vistas a la Puerta de Alcalá
¡Otro de los grandes descubrimientos del fin de semana! (H)arina, un amor a primera vista. Este horno-cafetería no pasa desapercibido no sólo por su fantástico enclave {en frente de la Puerta de Alcalá} sino por su decoración, sencilla pero llena de detalles, y por supuesto por su menú. Tienen distintas fórmulas de brunch: light, rico en proteínas, detox, capricho... y toda una oferta de tartas, tipos de panes, bocadillos, etc.


5. Musicales
Para mí el plan redondo de fin de semana incluye un musical ¡me encantan! Desafortunadamente esta vez el musical no pudo ser por ir muy justos de tiempo pero si estáis durante las próximas semanas por Madrid aún podéis ir a ver el musical de Mecano, "Hoy no me puedo levantar",  y beneficiaros de un 25% de descuento en las últimas funciones hasta el 19 de junio; o "El rey león". He escuchado buenísimas críticas de éste último y espero tener la oportunidad de verlo antes de que retiren el cartel.

6. La Gran Vía y sus alrededores
Ir de compras en Madrid es... para qué contaros, de locura total... Y más con lo caras que están las cosas aquí en Suiza, voy a España y se me van los ojitos detrás de todo. En la Gran Vía y alrededores podéis encontrar todas las tiendas habidas y por haber: Lefties, Kiko Milán, Sfera, Zara, El Ganso, Stradivarius, Woman Secret, etc. Las zapaterías que hay en la calle Preciados 100% "made in Spain" son mi debilidad.

En la Gran Vía hay muchas cadenas de restaurantes, los cuales yo dejaría de lado para probar algo más auténtico, pero me llamó especialmente la atención, el café-store de National Geographic. Para los que nos gusta tanto el viaje como la fotografía resulta un lugar muy curioso con sus paredes decoradas con decenas de fotos, la entrada presidida por una escultura enorme de un elefante y vegetación emanando por todos sus rincones. Es como adentrarse en el mundo de Indiana Jones.

7. Visita guiada gratuita
Si os apetece descubrir más a fondo la historia de Madrid, qué mejor que a través de una visita guiada. A nosotros particularmente nos encantan los free tours, por los que pagas la voluntad en función del grado de satisfacción con el guía, En la web de Civitatis encontraréis un gran abanico de opciones. 

Para terminar os dejo con el look que llevé el domingo, muy cómodo y perfecto para las temperaturas cambiantes del mes de mayo. ¿Qué os parece?