¿Quién dijo que invierno no es una buena época para viajar por Europa? No os voy a engañar, en estos momentos preferiría estar tomándome una piña colada en una playa paradisíaca de República Dominicana o dándome un masaje balinés en Indonesia, pero este año por temas varios que no vienen a cuento {sólo os diré que el MBA de Rafa nos lleva de cabeza... ejem} no vamos a hacer viaje de invierno, por lo que tendremos que aprovechar lo que tenemos a la mano y exprimir al máximo los encantos de Suiza. Lo cual, pues bueno, tampoco está tan mal ;)

Si bien es cierto que el verano es mi época favorita del año, los aficionados a los deportes de nieve y a los paisajes de cuento encontraréis en Suiza un destino digno de ser visitado en invierno también. Y para que sepáis que no todo se reduce a esquiar por estas tierras, os dejo 8 propuestas de lugares que visitar y actividades que podéis practicar sin necesidad de poneros los esquíes.

1. Descender la montaña en trineo por la noche

Esta actividad es mi favoritísima de la lista. No sabéis lo divertido que es coger el telesilla montaña arriba de noche con un grupo de amigos o en familia, disfrutar de una fondue para cenar y, con la barriguita llena, descender a toda marcha con un trineo de madera a lo largo de 7 kilometros de pista. Se trata de una actividad que practicada con cabeza no tiene ningún peligro. Incluso los niños pequeños pueden participar acompañados de un adulto.

Hay varias estaciones de esquí que la ofrecen. Nosotros fuimos a Les Diablerets, en concreto al restaurante Les Mazots, el cual ofrece el paquete completo de ascenso en telesilla, cena y alquiler de trineo más bebida caliente al final del descenso por 55 francos suizos por persona.

2. Visitar la fábrica de chocolate de Cailler

Ésta es una parada más que obligatoria en todas las visitas que recibimos, eso sí, no apta para diabéticos porque te pones de chocolate hasta las cejas.

En la aldea de Broc, por allá el año 1898 el señor Alexadre-Louis Cailler, creador de la marca de chocolate suizo más antigua que existe, abrió la fabrica de chocolate Cailler, hoy en día propiedad de Nestlé pero cuya producción no se vende fuera de las fronteras suizas. 

La visita incluye un recorrido interactivo y muy didáctico sobre la historia y producción del cacao y culmina en una sala en la que se pueden degustar todas las variedades de chocolate Cailler habidas y por haber. Os aconsejo que no planeéis una cena después de esta visita porque necesitaréis unas cuantas horas para digerir tremendo atracón ;)


El precio de la entrada de adulto es de aproximadamente 12 francos suizos.

3. Zamparte una fondue en Gruyères

Esta pequeñísima ciudad medieval de cuento de hadas es una de mis debilidades, tanto en invierno como en verano su encanto no deja a nadie indiferente. Situada a lo alto de un pequeño cerro presidido por su imponente castillo amurallado del siglo XIII, se conoce como una de las mecas del queso en Suiza y, por lo tanto, uno de los mejores lugares donde degustar una fondue. Todos los restaurantes de Gruyères ofrecen esta especialidad suiza, yo os aconsejo el restaurante del hotel La Fleur de Lys  por su relación calidad precio.

4. Relajarte en los baños termales

No hay nada mejor para combatir el frío del invierno que sumergirse en una piscina al aire libre de agua bien calentita mientras se disfruta de una magníficas vistas a la montaña. Muy cerca de la fábrica de chocolate y de Gruyères, están Les Bains de la Gruyère, una culminación perfecta para un día de excursión por la región. El centro cuenta también con salas de masaje, saunas, baños turcos y piscinas a diferentes temperaturas.


Si vais con niños, os aconsejo el complejo de Bernaqua, en Berna, no tiene tanto encanto pero sus instalaciones son más grandes y tienen un parque acuático interior para niños. Y, si buscáis tranquilidad e intimidad, os aconsejo contratar un circuito romano-irlandés para dos con masaje incluido.

Otra opción muy popular es Les Bains de Lavey, la piscina exterior es inmensa, con gran variedad de chorros, jacuzzis e incluso una centrifugadora en la que dejarse llevar por la corriente. Por la noche el agua se ilumina con diferentes colores creando una atmósfera muy relajante.

5. Visitar el Museo Olímpico

Lausana es la capital olímpica y sede del Comité Olímpico Internacional. El Museo Olímpico, renovado integralmente entre 2012-2013, es uno de sus muchos atractivos. Una exhibición interactiva de más de 1.000 m2 a través de la cual descubrir la historia de los juegos olímpicos desde sus inicios en la antigua Grecia hasta los próximos juegos de Rio de Janeiro. El museo contiene más de 10.000 artefactos del mundo del deporte y, entre otras muchas cosas,  representa una réplica de la villa olímpica en la que los visitantes pueden poner a prueba su forma física.


La entrada de adulto cuesta 18 francos.

6. Caminar en la nieve con raquetas 

No esquiar no quiere decir que no se pueda disfrutar de la nieve igualmente. En Suiza, casi todas las estaciones de esquí tienen una red de senderos para practicar senderismo durante cualquier época del año. Atravesar bosques nevados en un día de sol y recargar los pulmones de aire puro es una experiencia sensacional. Las raquetas te ayudarán a desplazarte mejor por la nieve y a que no se hundan los pies en las zonas más blandas.

7. Subir al Top of Zurich

Si en verano son un espectáculo, en invierno yo diría que todavía más.  Las vistas panorámicas sobre la ciudad Zurich desde una de sus montañas más famosas, Uetliberg, son una de las cosas que no hay que perderse en una escapada de invierno. Se puede llegar fácilmente en tren y caminar unos 10 minutos a través del bosque hasta alcanzar el mirador.

8. Dormir en un iglú

Ésta es una de las experiencias que todavía están en mi lista de cosas pendientes pero que sin duda creo que hay que probar. No hace falta irse a Laponia para saber lo que se siente durmiendo en un iglú, eso sí, hay que preparar un buen presupuesto, ya que una noche en la Igloo Village the Zermatt cuesta 249 francos por persona.




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Ya estamos de vuelta por aquí cargados de energía y con ganas de comernos el 2016 después de dos semanitas en nuestra querida Valencia entre familia y amigos.

Y empiezo este nuevo año en el blog, no con una lista de resoluciones {de las que luego no acabo cumpliendo ninguna} sino con una lista de restaurantes... vamos, casi casi lo mismo jajaja. Todo el mundo con el firme propósito de recuperar la línea después de navidades y yo aquí metiendo el dedo en la llaga. Pero os garantizo que si os dejáis caer por estos lares, os va a venir requetebien porque, ya que salir a comer cuesta un riñón, al menos haz que valga la pena ¿no?

Cenar por menos de 35 francos {o lo que es lo mismo, .... unos 33 euros} es prácticamente imposible en Suiza y, si además pides vino o te das el lujazo de darte un homenaje y perdirte un cocktelcito - porque tú lo vales - la broma te puede costar 70 francos fácilmente.

Dada la situación, cuando salimos a comer o cenar fuera tratamos de que sea a un sitio donde nos den de comer algo excepcional que no podamos cocinar en casa o que no comamos regularmente. Porque, sinceramente, no hay nada que me dé más rabia que comer en un restaurante y pensar - pufff pues esto lo cocino yo y me sale más rico... -.

En Lausanne {Lausana en español} hay multitud de restaurantes, pero nos ha costado 2 años y medio de experimentos y boca a boca para dar con los mejores. Así que hoy os revelo una lista de 13 restaurantes para todos los gustos y bolsillos que encontraréis en la capital olímpica:

- Cafe Bellini: un café/restaurante italiano de estilo vintage y alternativo. Sus paredes decoradas con ilustraciones de carteles de cine y la mezcla de muebles de distintos estilos y diseños le da un aire retro que mola mucho.



- The Great Escape: uno de los after-work por excelencia de Lausana. Un sports bar de estilo underground situado justo al lado de la catedral donde comer las mejores hamburguesas de la ciudad, ver un partido de fútbol o disfrutar de música en directo durante el verano.

- Brasserie de Montbenon: antiguo edificio de estilo neoclásico situado en el parque de Montbenon, junto al casino. A través de sus grandes ventanales de puede disfrutar de unas fantásticas vistas al lago. La cocina abre hasta las 11 de la noche y la carta es de lo más variada; ensaladas, carne, pescado, pasta y una buena selección de postres.

Además cuentan con una agenda cargada de eventos de lo más variopintos; desde fiestas de los años 30 al estilo Gran Gatsby, hasta mercados de antigüedades o veladas de cabaret en las que el smoking es un requisito de entrada.



- Café de Grancy: en el mismo Boulevard de Grancy, una de las zonas residenciales más agradables de la ciudad, se encuentra uno de los cafés más populares de Lausana. Los brunchs son deliciosos, abre de lunes a domingo hasta las 12 de la noche {cosa rara aquí en Suiza}, ofrece servicio de wifi y cuenta con un espacio de sofás con juegos de mesa y una estantería con libros. Un café perfecto para dejarse caer un domingo de estos de invierno en los que apetece resguardarse del frío en un sitio acogedor.

- L'Esquisse: sin duda, y en mi humilde opinión, el mejor brunch de toda Lausana lo encontraréis aquí. Las formulas de brunch incluyen huevos benedictinos con salmón ahumado o bacon, tortitas o bagels. Su localización es un plus, ya que se encuentra en uno de los puntos más bonitos de la ciudad, el bosque de Sauvabelin, y junto al museo de L´Hermitage.

- Le Jardin Thai: la comida tailandesa me pirra y si encima la puedo disfrutar en un sitio tan agradable como Le Jardin Thai, más aún. Sus grandes ventanales dan a un pequeño jardín interior que le da un aire muy zen. La carta cuenta con gran variedad de arroces, tallarines, platos vegetarianos, curries, carnes y pescados.


- Au Canard Pekinois: el mejor restaurante chino de Lausana. Es bastante caro pero la calidad de la comida es excelente. El pato es la especialidad de la casa y es sencillamente delicioso, sólo de recordarlo se me hace la boca agua :P La decoración de estilo asiático y el acuario del suelo son de lo más singular.

- Café des Avenues: uno de los pocos cafés, junto al de Grancy, que abre todos los días de la semana. La carta cuenta con 12 platos que cambian regularmente en función de los productos frescos disponibles en cada estación del año. Los sábados, domingos y días festivos sirven el brunch de 10 de la mañana a 3 de la tarde, el cual es muy popular por lo que os recomiendo reservar.

- Saveurs d'Ailleurs: este local es el protagonista de nuestros viernes por la noche. Después de una semana de trabajo no hay nada que me guste más que parar en Saveurs d'Ailleurs y llevarme a casa una de sus delicias tailandesas para cenar. Se trata de un restaurante moderno y muy pequeñito - con apenas 4 mesas - junto al puerto de Ouchy que ofrece también servicio de comida para llevar. Las raciones son generosas, por lo que nosotros siempre solemos compartir. La ternera con salsa massala, el arroz salteado con gambas y el pad thai quitan el sentido.

- Mango Deck: ésta es mi opción favorita los días que tengo que ir al centro de Lausana a hacer gestiones y se me pasa la hora de la comida. Después de las 2 de la tarde es difícil que te den de comer en algún sitio porque es la hora a la que muchas cocinas cierran. Este restaurante, en cambio, al servir exclusivamente comida al vapor, ofrece comida de forma ininterrumpida. Tiene una gran variedad de platos de pasta fresca, carne y pescado. Una alternativa de comida rápida sana y muy sabrosa.

- Le Chalet Suisse: si queréis un lugar 100% suizo, éste es el sitio. Un coqueto chalet de madera convertido en restaurante donde podréis probar todas las especialidades suizas, siendo la fondue la gran protagonista del banquete. Debo confesaros que el servicio deja bastante que desear, al menos las veces que nosotros hemos ido, pero el lugar es muy genuino.

- Ristorante St Paul: en la zona encontraréis muchos restaurantes italianos pero seguro que ninguno tan bueno y auténtico como éste. Para comer aquí tendrás que prepararte algunas frases en italiano porque lo más probable es que te atiendan es éste idioma :) {me encanta}. El local es pequeño y acogedor y, además de especialidades italianas, ofrece una rica variedad de vinos y licores italianos.

- Le Barbare: en Suiza es difícil encontrar un lugar donde te sirvan un buen chocolate a la taza y tuvo que ser el primo de Rafa, que estudió aquí durante un año, el que nos descubrió este pequeño y singular café cuya especialidad es el chocolat maison chaud al que le puedes añadir nata montada y vainilla al gusto ;)


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Es todo un hallazgo encontrar una cafetería coqueta, acogedora ¡y abierta un domingo! en Suiza. Sí, sí, como leéis. Aquí trabajar un domingo, incluso aunque sea en el sector hostelero - que justamente cuando más factura es en los días festivos - parece que es todo un sacrilegio. Yo admiro tremendamente ese respeto por el día del Señor, peroooooo... a mí eso de cafetear los fines de semana me requetencanta. Salir un domingo de invierno de la monotonía de casa y meterme en una cafetería para tomarme algo calentito entre amigos, disfrutar de una conversación de las que tanto nos gusta marcarnos a mi amore y a mí o simplemente sentarme en un sofá cómodo a leer un libro es, sin duda, uno de mis planes predilectos.

Tanto es así que cuando encuentro una cafetería abierta los domingos, y si encima es tan original y divina como esta, tengo que compartirlo con el mundo.

Chesery no es una cafetería cualquiera, se trata de "una cafetería con doble vida", porque en ella no sólo se sirven cafés, sino que prácticamente todo lo que en ella se encuentra está en venta, una tienda de antigüedades y artículos de decoración en vivo. Sus espacios - colmados de artilugios y cachivaches varios, muebles, espejos y cualquier cosa susceptible de ocupar un espacio en nuestro hogar - se reparten entre las diferentes estancias laberínticas de este particular establecimiento.























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No me digáis que no es para mondarse. Hay que reconocer que los chicos se lo curraron ¿eh?

Cómo me gusta cuando sales de casa sin ningún plan definido y, sin buscarlo, el serendipity, el destino, o lo que quiera Dios que sea hace que te tropieces de bruces con uno de esos sitios que pasan a formar parte de tu lista de "lugares con encanto".

La cafetería que os enseño hoy es uno de esos sitios. El fin de semana pasado salimos por la mañana de casa sin rumbo fijo. Eran las últimas horas que pasábamos con mi madre antes de que cogiese el vuelo de vuelta a España después de 10 fantásticos días de vacaciones con nosotros y, de camino al aeropuerto de Ginebra decidimos pararnos en Rolle, un pueblecito encantador de los cientos que hay bordeando el lago Leman.

Deambulando en búsqueda de un sitio donde comer dimos con éste tesoro. Una tienda de antigüedades que a su vez hace de cafetería, tienda de productos artesanales y sala de exposiciones y conciertos. Un espacio atemporal y vanguardista en el que prácticamente todo está en venta. Las mismas sillas en las que te sientas a comer o tomarte un café llevan su respectiva etiqueta con el precio indicado. Los artículos que venden son de lo más variopintos; desde muebles hasta discos, libros, buzones de correos antiguos, semáforos, focos de iluminación, instrumentos, etc.

Suerte que llevaba la cámara conmigo y, con el consentimiento de los dueños, me volví loca haciéndole fotos a todo. Simplemente ¡me encanta! Por cierto, el sitio se llama L'Arantèle café-brocante y podéis consultar su agenda de eventos en la página de Facebook.