Con estos fríos de invierno cómo apetece escaparse a un destino cálido y pasar una semana piña colada en mano en una playa paradisíaca del Caribe ¿verdad?
Hoy vamos a olvidarnos de los fríos y las nieves. Os invito a que os teletransportéis conmigo a uno de mis rincones favoritos del planeta, Península de Samaná, un rinconcito de cielo en la tierra del que es imposible no enamorarse.
República Dominicana es un destino popular, principalmente por la archiconocida Punta Cana, llena de grandes hoteles de "todo incluido". A mi personalmente me gustan los destinos menos explotados y, a ser posible, siempre intento buscar pequeños hoteles boutique en los que el servicio es más personalizado y las instalaciones, por lo general, tienen un estilo más fiel a la cultura local.
Hace poco más de dos años tuve la fortuna de viajar a Península de Samaná, un año más tarde repetí la experiencia y os aseguro que no será la última vez que vuelva. Después de ver las fotos y el vídeo al final del post, entenderéis por qué ;)
7 COSAS QUE NO TE PUEDES PERDER
1. Punta Bonita
Soy muy muy fan de esta playa. Si me pidiesen que cierre los ojos y piense en un lugar de ensueño, la primera imagen que me vendría a la mente sería la de esta playa de aguas tranquilas y arena blanca flanqueada por kilómetros y kilómetros de selva de palmeras. Una verdadera piscina natural.
2. Chiringuito de Playa Cosón
Caminando desde Punta Bonita se puede llegar por la misma orilla de la playa, a pie o incluso a caballo, a Playa Cosón y hacer un alto en el camino en el chiringuito que hay sobre la misma arena. Nada ostentoso, más bien todo lo contrario, una simple barraca, unas brasas y mesas y sillas de plástico dispersas en la arena son puro lujo en un paraíso como éste.
Langosta o pescado fresco del día a la brasa, piña colada y una cervecita Presidente bien fresquita son las especialidades de este sitio tan pintoresco y genuino.
Vistas de Playa Cosón y Punta Bonita al fondo |
Excursión obligada y más que recomendable. Desde el mismo pueblo conocido como El Limón hay indicaciones para encontrar las cuadras desde las que partir. Se trata de un ascenso en mula acompañado por un guía local. Bueno, más que por un guía, por un chaval joven de la zona tratando de ganarse algunos pesos.
La subida a las cascadas puede hacerse también a pie pero es bastante escarpada y rocosa con ríos que atraviesan los caminos, por lo que hay que ir preparado y, sobre todo, con un calzado adecuado.
Los dos chavales que nos acompañaron - uno a cada lado de nuestras respectivas mulas - iban con botas de agua y sandalias. ¡Parecía que habían nacido entre esas mismas piedras por la destreza con la que se desplazaban! Nos contaron que se hacían el recorrido unas 2-3 veces al día. Yo estaba estupefacta porque incluso yendo sobre la mula acabé bastante cansada.
El trayecto es toda una aventura, ya que te adentras en pura selva, y la llegada a la cima es... un espectáculo: laderas salpicadas por cientos de palmeras con el mar flanqueando el horizonte a un lado, selva por el otro y las cascadas al frente.
Una vez alcanzado el pie de las cascadas bien merece la pena un bañito refrescante para cargar fuerzas para la vuelta.
3. Manglares de Playa la Cana
Otra playa kilométrica en la que dejarse perder a la sombra de una palmera.
Justo al lado de uno de los extremos de la playa se encuentran los manglares y suele haber un hombre con una barquita que se ofrece a darte un paseo de unos 20 minutos. Son una auténtica preciosidad.
4. Santa Barbara de Samaná
La capital de la provincia de Samaná no es nada del otro mundo, una ciudad muy pequeña a orillas del mar a la que llegan muchos cruceros y desde la que salen barcos con excursiones diarias a Cayo Levantado.
En ella podéis encontrar tiendas locales, pasear por el malecón y visitar el mercado local.
5. Playa Valle
Más pequeña que las anteriores pero no por ello menos bonita. El día que fuimos estuvimos prácticamente solos. ¡Todo un privilegio!
6. Puesta de sol en Café del Mar
A la vuelta de playa del Valle se puede parar en Café del Mar, en Puerto Bahía. Una experiencia muy estilo Ibiza, pero el lugar bien merece una paradita y un chapuzón en la piscina viendo el atardecer.
7. Las Terrenas
Es una población con mucho sabor dominicano. Llena de restaurantes, locales, tiendas y algún que otro pub donde ir a bailar por la noche.
Llama la atención el color de las fachadas de las casas y comercios y la cantidad de cuadros de artistas locales y tahitianos que decoran sus calles. Nosotros compramos dos de recuerdo, uno lo tenemos en la entrada de casa y otro en el comedor. Un souvenir de lo más especial :)
MEJOR ÉPOCA PARA VIAJAR
Las estadísticas meteorológicas indican que el mejor período del año para viajar a República Dominicana es de noviembre a mayo, siendo enero y febrero los meses idóneos, más secos y cálidos.
Yo he estado tanto en febrero como en abril y el tiempo fue excepcional.
A ser posible, se debe evitar el período de julio a octubre por ser la temporada más húmeda. Lo cual no quiere decir que os vaya a arruinar el viaje, ya que se trata de lluvias tropicales que vienen y se van rápidamente, pero ante la duda, yo prefiría no jugármela.
CÓMO LLEGAR
Los dos aeropuertos más cercanos a Península de Samaná son el Aeropuerto Internacional de El Catey, en la misma península, y el Aeropuerto Internacional de Las Américas, en Santo Domingo.
Este último suele recibir mas tráfico y, por lo tanto os resultará más fácil encontrar vuelos directos desde Madrid a precios razonables con Iberia o Air Europa.
Desde Santo Domingo hay unas dos horas de coche hasta Samaná por autopista. Por lo que mi consejo es alquilar un vehículo {con GPS a poder ser} para moveros con total libertad.
ALOJAMIENTO
Como ya os he comentado, los hoteles muy grandes no son lo nuestro. Por lo que investigando investigando encontramos un pequeño complejo de 32 habitaciones tipo villa en primera línea del mar que nos encantó, Hotel Bahía las Ballenas en Playa Bonita.
Un sitio muy tranquilo a escasos metros de mi playa favorita del mundo mundial, Punta Bonita.
Las habitaciones son muy espaciosas, de 45 m2, y todas tienen un pequeño porche con dos hamacas, cuarto de baño exterior - ¡lo cual me chifla! - y una decoracion muy auténtica y colorida con los techos de caña y madera y los azulejos de colores.
El complejo cuenta con un bar-restaurante con vistas al mar donde sirven desayunos y comidas a la carta.
Siendo honesta, os confieso que el hotel tenía algunos detallitos que hacía falta pulir, pero nada que nos impidiera disfrutar de nuestra estancia al máximo y quedarnos con ganas de repetir.
Playa de enfrente del hotel. |
CULTURA
Puramente latina. La gente es relajada, pasional y por lo general muy agradable.
La mayoría de los dominicanos de esta región, al menos los que conocimos nosotros, son gente muy humilde pero feliz con lo que tiene. No se estresan, viven al día con los recursos de los que disponen y no parece que el porvenir les importe en absoluto.
En las calles no se ve pobreza ni mendicidad. No tuvimos en ningún momento sensación de peligro. Nos encanta caminar y recorrimos bastantes kilómetros a pie tanto por la orilla de la playa como por la parte interior, atravesando barrios y pequeñas carreteras sin ningún problema. Lo cual no quiere decir que no haya que ser precavido y salir siempre con lo mínimo encima, no dejar los objetos de valor descuidados, etc.
Una advertencia. Los dominicanos son muy pícaros y para ellos los turistas somos como un dólar andante, por lo que van a intentar sacaros dinero por cualquier cosa. Así que atención. Regatead sin miramiento y enteraros de lo que realmente cuestan las cosas que, por lo general, son muy baratas. A nosotros en más de una ocasión intentaron cobrarnos doble; primero el dueño de la barca en los manglares de playa del Valle y luego su colega el que la conducía, argumentando que él no recibía nada de lo que nosotros habíamos pagado. A veces te hacen dudar y picas el anzuelo por pena, pero hay que ser más astutos que ellos y no dejarse tomar el pelo.
QUÉ COMER
Comida criolla {a base de productos locales como el arroz, la papa, la yuca o los frijoles}, arroces, pescados y mariscos frescos, frutas tropicales y la cerveza por excelencia, Presidente.
No me enrollo más y doy paso a otro de nuestros famosos vídeo de "Dos Españoles por el Mundo". Espero que os haya gustado este paraíso que tengo el placer de compartir con vosotros. Sin lugar a dudas ¡un sitio de ensueño!
¡Hasta pronto!
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