Os debía este vídeo desde el verano pasado y ¡por fin ha visto la luz! Ya llegado Alejandro al mundo, me hace especial ilusión recordar nuestras últimas vacaciones antes de su nacimiento. Si el destino y la compañía de nuestros amigos Rosa y Vicente con su pequeño Nico ya fueron especiales de por sí, imaginaros la emoción de poder vivir esta experiencia como parte de la dulce espera.

Un vídeo lleno de lugares bonitos y anécdotas que espero que os encante y transmita un poco del sabor de Cadaqués.

Recordad que tenéis todos los detalles del viaje, las mejores playas, restaurantes y puntos de interés en el artículo que publiqué hace unos meses y que podéis leer aquí.

"Un viaje se vive tres veces; al soñarlo, al vivirlo y al recordarlo"

Lo poquito que han durado las vacaciones ¡pero lo bien que nos han sentado! En apenas una semana nos ha dado tiempo a desconectar, descansar, disfrutar con amigos y descubrir el que para mí es el rincón más bonito de la Costa Brava, Cadaqués.

Su aislamiento geográfico del resto de poblaciones más conocidas {y concurrridas} como Roses o Empuriabrava, es probablemente uno de los motivos por los que este lugar ha permanecido tan auténtico y especial.

Su oferta de alojamiento es más limitada y un poco más cara que en el resto de poblaciones de la zona. No hay grandes hoteles ni construcciones de más de cuatro plantas y el puerto de montaña que hay que atravesar para llegar hasta allí representa una barrera natural contra las masificaciones de turistas que tan poco nos gustan.

Y ya no sólo lo digo yo, pero en boca del propio Salvador Dalí, que vivió en este pintoresco pueblo del Ampurdán durante más de 50 años, "Cadaqués es el pueblo más bonito del mundo". Federico García Lorca, Pablo Picasso, Joan Miró, Max Ernt o Richard Hamilton fueron sólo algunos de los artistas e intelectuales que fijaron su residencia en este mismo lugar.

Bahía de Cadaqués con el pueblo de fondo

El encanto de Cadaqués está no sólo en la singularidad de su casco antiguo de calles empedradas y casitas blancas o en su bahía moteada de pequeñas embarcaciones pesqueras sino en las decenas de pequeñas calas que dibujan su costa, la gran parte de ellas de muy fácil acceso. Nosotros viajamos con nuestro sobrinito Nico, de un año, y pudimos acceder a muchas de ellas. Los más aventureros también encontraréis rincones más escondidos a los que acceder a pie.

El coche es aconsejable si queréis moveros por la zona, especialmente, si vais para un período de más de tres días. ¡Ah! Y no os olvidéis los escarpines o las cangrejeras, ya que la gran mayoría de las playas son de piedra.

A continuación os dejo nuestros favoritísimos de Cadaqués para que os los marquéis bien en el mapa ;)

Mejores playas

- Isla de Port Lligat: también conocida como la Isla de Juanito por el peculiar personaje que presta sus "servicios de transporte" en una pequeña embarcación guiada por una cuerda para cruzar de orilla a orilla por el módico precio de 1 euro ida y vuelta.

Vista desde la distancia, este islote no parece más que la continuación de la línea de costa pero ¡no es así! Se trata de una pequeña porción de tierra separada por escasos metros de la península y en la que no hay absolutamente nada. Se puede acceder en barca o a nado y disfrutar de la tranquilidad de su pequeña playa que, como veis en la foto, estaba prácticamente vacía a finales de julio. ¡Todo un lujazo!




- Platja de s'Alqueria: a escasos 10 minutos en coche del centro de Cadaqués está esta cala medio escondida entre la vegetación. De muy fácil acceso, ya que hay un sendero asfaltado que llega hasta la propia playa. A pesar de tratarse de una playa de piedras de canto rodado, hay una pequeña superficie de arena, muy cómoda si no lleváis colchón o silla de playa.



- Cabo de Creus: en el termino municipal de Cadaqués se encuentra el punto más oriental de la Península Ibérica, declarado parque natural en 1998 por su riqueza geológica y lugar de visita más que obligatoria. Desde sus 672 metros de altitud se disfruta de unas vistas espectaculares sobre su serpenteante y rocosa costa sobre el mar Mediterráneo.

Junto al faro hay un parking donde aparcar el coche, tomar algunas instantáneas y disfrutar de un desayuno con vistas en uno de sus chiringuitos. ¡Planazo!



Los más intrépidos podéis coger alguno de los senderos que descienden a sus calitas de aguas cristalinas para daros un chapuzón. Yo desde luego si no hubiese sido por mi tripa de 7 meses de embarazo, no hubiese dudado en bajar.

Vistas desde uno de los chiringuitos del Cabo de Creus

- Playa Ros: a pocos pasos de la casita que alquilamos para pasar la semana y junto al pequeño paseo que rodea la bahía de Cadaqués, dimos con esta playa de arena perfecta para ir con niños y/o ver el atardecer.

No perderse...

Mejores restaurantes

La gastronomía también fue una parte importante de nuestras vacaciones. En la Costa Brava se come de maravilla y aprovechamos para disfrutar de todas las delicias del mar que tanto echamos de falta en Suiza.

Estos fueron nuestros restaurantes favoritos por orden de preferencia:

- Es Grec: restaurante de especialidades griegas elaboradas con pescados y mariscos frescos del día. Sencillamente exquisito. En pleno casco antiguo de Cadaqués. Su interior rústico simula una cueva y la terracita de fuera es muy agradable para las cenas de verano. No dejéis de pediros las tostadas con tomate y anchoas, el pulpo y el yogur griego con mermelada de rosas ¡un espectáculo!

- Chiringuito Racó d'en Dani: la parada perfecta antes de visitar la casa-museo de Dalí o de regreso de la Isla de Juanito ;). El chiringuito está en la misma playa de Port Lligat, no tiene pérdida. Muy buena calidad-precio. La especialidad son los pescados a la plancha, los cuales sirven en la propia sartén sacada directamente del fuego. Si os gustan las sardinas, éste es vuestro sitio.

- Es Baluard: en la bahía de Cadaqués, frente al mar, encontraréis este restaurante especializado en pescados y arroces y muy recomendado por la gente local. Su precio es más elevado, pero en vacaciones hay que darse algún que otro homenaje ¿no? ;) A nosotros nos gustó particularmente el arroz con centollo.

- L'Horta d'en Rahola: en la parte posterior de esta antigua casa solariega convertida en hotel boutique se esconde un pequeño jardín perfecto para las cenas de verano al aire libre. Un lugar tranquilo con un servicio exquisito. La carta consta principalmente de tapas y algunos platos principales a base de carne o pescado.

- Chiringuito de la Mei: a pie de playa y con fantásticas vistas al mar ¡cómo nos gustan a nosotros los chiringuitos! Perfecto para comer, cenar o tomar una copichuela. Lo teníamos enfrente de casa y por la noche tenía mucho ambiente.

¿Dónde alojarse?

La oferta hotelera es muy reducida en Cadaqués {además de cara}, por lo que es recomendable reservar con la máxima antelación posible para asegurarse alojamiento.

Estas son algunas sugerencias de alojamientos y plataformas de búsqueda:

- Hotel Blaumar Cadaqués: pequeño hotel rústico a escasos 2 minutos de la playa. Tenemos amigos que se alojaron aquí y les encantó la experiencia.

- Airbnb: como siempre, Airbnb es una alternativa fantástica al alojamiento tradicional. En la web encontraréis apartamentos y casas completas por un promedio de 140 euros el día.

- Homeaway: éste portal también es uno de los mejores buscadores de alquileres vacacionales. En esta ocasión, al no encontrar nada que se ajustase a nuestras preferencias en Airbnb recurrimos a Homeaway. Como ya os comentaba, reservamos una casa frente al mar de dos dormitorios, con terraza y barbacoa por unos 1.000 euros la semana. Nos gustó tanto que nos planteamos repetir el año que viene. Os dejo aquí el enlace por si os interesa.

Alojamiento de Homeaway

Y este es el resumen de nuestras mini vacaciones. ¡Cómo me gusta descubrir sitios como este y poder compartirlos con vosotr@s! Por cierto, hicimos también vídeo pero tengo un problemilla para pasar los vídeos de la GoPro al ordenador, así que de momento tendrá que esperar. En cuanto esté listo lo subiré también.

"Unas vacaciones deberían ser lo suficientemente largas para que tu jefe te eche de menos, y no demasiado largas para que descubra lo bien que se las puede arreglar sin ti."

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Cuanto más tiempo vivo fuera, más valoro lo que tenemos en nuestro maravilloso país. Mira que he estado veces en Madrid y, sinceramente, nunca es una ciudad que me haya atraído en especial, quizás porque la mayoría de veces que he ido ha sido por cuestiones de trabajo y papeleos de embajadas.

El fin de semana pasado, con motivo del cumpleaños de mi madre, hicimos una escapadilla a la capital. Salimos pitando el viernes del trabajo y, haciéndosenos la boca agua de pensar en la cena de tapeo {¡por fin!} que nos esperaba, cogimos el último vuelo de Swiss Air rumbo a Madrid.

Con sólo poner un pie en el metro me sentí como si estuviese en otro mundo, y ya no os digo cuando salimos en la boca de metro de Gran Vía y nos inundó el algarabío de gente propio de un viernes por la noche. No pensé que después de haber vivido en ciudades como Nueva York, Boston o simplemente Valencia, me fuesen a impresionar ya estas cosas. Parece ser que desde que me he venido a vivir a Suiza me he convertido en una especie de Alfredo Landa... Aquí todo es pura tranquilidad, sosiego, armonía... y cuando me sacas de casa a un sitio con más ambiente me maravillo de todo. Poco a poco te vas haciendo al lugar donde vives y te amoldas a lo que hay pero la sangre tira y cuando una vuelve a la civilización se vuelve loca :)

Aquí os dejo mis siete descubrimientos del fin de semana, siete cositas que no podéis perderos si vais a la capi.

1. Palacio de Cristal, Parque del Retiro
Fue toda una sorpresa encontrar esta joya arquitectónica escondida entre la vegetación en pleno centro del Retiro. Los rayos de sol filtrándose por todas sus esquinas le dan un aire casi mágico. No sé si se podrá alquilar para eventos pero puedo imaginarme lo bonita que sería una boda aquí ¿no os parece? :)


2. Mercado de San Miguel y Mercado de San Antón
El Mercado de San Miguel siempre es mi parada obligatoria cuando visito Madrid. Un espacio culinario en el que degustar todo tipo exquisiteces en sus innumerables puestos: tapas y pinchos de todo tipo, mariscos {no podéis pasar por alto el puesto de las ostras}, dulces y panadería artesanal, frutas y batidos, etc.


El gran descubrimiento de este viaje fue también el Mercado de San Antón, en Chueca. Recomendado por mi amiga Estefanía, madrileña de pura cepa ;) , como un referente local y menos frecuentado por turistas que el Mercado de San Miguel. Nos encantaron todos los puestos y locales, especialmente el restaurante-terraza situado en la azotea. Ya sólo la entrada con su pequeño huerto llama la atención. Ideal para tomar una copa en el lounge con vistas al cielo de Madrid o para darse una cena-homenaje.