Hace literalmente cuatro horas que hemos llegado a casa después de pasar uno de los fines de semana más maravillosos de nuestras vidas. Será la dicha de lo inesperado, la belleza de los paisajes que hemos visto, la compañía de unos amigos extraordinarios, la sensación de libertad tras dos meses de confinamiento o todo junto. El caso es que estamos en una nube.
Necesitábamos salir de la jaula y romper con la rutina y lo más sorprendente de todo es que el paraíso lo hemos encontrado a dos horas de casa en el Berner Oberland, la región más elevada del cantón de Berna. Si hay algo que tenemos que agradecerle a esta maldita cuarentena es esta lección de aprender a apreciar lo que tenemos cerca.
Tres días y una gran lista de lugares para visitar fruto de recomendaciones de amigos, de consejos de algun@s de vosotr@s que me escribisteis por Instagram (Silvia, el agradecimiento más grande va para ti) y de horas y horas investigando por Internet. Partiendo con el inconveniente de que debido al coronavirus muchos lugares de interés y algunos transportes como los ferries o los teleféricos estaban cerrados, partimos sin más pretensión que pasar un fin de semana al aire libre, pasear y disfrutar de la naturaleza, lo que nos esperaba superó todas nuestras expectativas...
De camino de ida hacia Meiringen, donde teníamos el alojamiento, paramos en Ballenberg, uno de los pocos museos que han podido reabrir durante esta etapa de desconfinamiento. Se trata de un de un museo al aire libre de más de 60 hectáreas de extensión dedicado a la historia de la vida rural en Suiza. Alberga una selección de más de 100 casas y edificaciones secundarias — tales como graneros, molinos, caballerizas, etc.— representativas de la forma de vida rural de las diferentes regiones del país. Lo más curioso, es que todas están edificaciones han sido desmontadas, trasladadas y reconstruidas pieza por pieza para preservar su valor cultural. No se trata de réplicas sino de casas reales, a través de las cuales se puede revivir la historia de quienes las habitaron.
Además, cuenta con exposiciones temporales y exhibiciones de artesanía y oficios rurales tales como la agricultura, la apicultura, la ganadería, la fabricación de telas, etc. Podéis consultar la agenda de actividades y los horarios aquí.
La duración media de la visita es de 4 horas, aunque yo realmente le dedicaría un día entero para explorar a fondo todos los recintos del museo, hacer un picnic o comer tranquilamente en uno de sus restaurantes, observar los más de 200 animales que habitan plácidamente dispersos por el parque y pasear por todos sus senderos.
El museo es apto para todas las edades y accesible con carrito y bicicleta.
Precio: adultos 28 CHF, niños entre 6 y 16 años 14 CHF
Web: www.ballenberg.ch
Lauterbrunnen es el punto de partida de multitud de excursiones por la región de Jungfrau. Nosotros, por recomendación del "chico del café" (no paséis por alto el puesto de café ambulante junto a la cascada de Staubbach 😉), decidimos hacer la ruta circular Lauterbrunnen - Mürren - Grimmelbald - Stechelberg - Lauterbrunnen.
Para ello cogimos el transporte combinado telecabina + tren desde Lauterbrunnen hasta Mürren. ¡Y qué deciros de Mürren! Qué cosa más bonita de pueblo, todo peatonal, con sus cuidadas casitas de estilo alpino y con unas vistas preciosas a los picos nevados de las montañas vecinas. El amore dice que pasó allí uno de los días más felices de su vida, con eso os lo digo todo 😛
Para regresar, descendimos con el telecabina desde Grimmelbald hasta Stechelberg, desde donde caminamos 5 km de regreso hasta Lauterbrunnen a lo largo del valle por un sendero que atraviesa tramos de bosque junto al río y termina en una calzada en su mayoría asfaltada. Un paseo fácil y muy agradable adaptado para carritos y bicicletas.
También hay opción de coger un autobús para hacer éste último tramo. Os dejo un mapa a continuación con los puntos de la ruta.
Podéis consultar los horarios y precios de los transportes en la web de la red ferroviaria suiza: www.sbb.ch
Culminamos el día en el preciosísimo lago de Brienz, recorrimos el pueblecito que le da nombre —con gran tradición en el oficio de la madera, de ahí la multitud de casas y esculturas de madera que visten el pueblo — y cenamos en el Hotel Steinbock.
El tercer y último día amanecimos en Meiringen, famoso por la espectacular cascada de Reichenbach, escenario donde Sherlock Holmes, el detective más famoso de la literatura contemporánea, murió presuntamente en manos del Profesor Moriarty. Las cascadas, a las cuales se puede subir a bordo de un funicular de madera replica del original de 1899, son visita obligada. Tenéis más información en grimselwelt.ch
En el centro de Meiringen, junto a la estación de tren, se encuentra también el Museo de Sherlock Holmes. Nota para los golosos, a Meiringen también se le atribuye la invención del merengue suizo 😉
A apenas 15 minutos en coche, a orillas del lago de Brienz, nos encontramos con otra de las cascadas más famosas y bonitas de la zona, la de Giessbach. De muy fácil acceso a través de un sendero por el que se puede caminar por detrás de la caída de agua, de más de 500 metros de altura.
A los pies de la cascada se encuentra el GrandHotel Giessbach, que inaugurado en 1873 ostenta el título de ser el hotel más antiguo de Europa.
No dejéis de descargaros la app de SBB Mobile, que os será de mucha utilidad para planificar vuestro viaje.
Sé que sois much@s los que habéis tenido que anular los planes de viaje de verano y andáis buscando alternativas de vacaciones en destinos de montaña, así que espero que este post os sirva de utilidad e inspiración y os anime a descubrir algunas de las joyas que tenemos a la vuelta de la esquina. Próximamente, espero poder compartir el vídeo de esta escapada tan especial.
Necesitábamos salir de la jaula y romper con la rutina y lo más sorprendente de todo es que el paraíso lo hemos encontrado a dos horas de casa en el Berner Oberland, la región más elevada del cantón de Berna. Si hay algo que tenemos que agradecerle a esta maldita cuarentena es esta lección de aprender a apreciar lo que tenemos cerca.
Tres días y una gran lista de lugares para visitar fruto de recomendaciones de amigos, de consejos de algun@s de vosotr@s que me escribisteis por Instagram (Silvia, el agradecimiento más grande va para ti) y de horas y horas investigando por Internet. Partiendo con el inconveniente de que debido al coronavirus muchos lugares de interés y algunos transportes como los ferries o los teleféricos estaban cerrados, partimos sin más pretensión que pasar un fin de semana al aire libre, pasear y disfrutar de la naturaleza, lo que nos esperaba superó todas nuestras expectativas...
Día 1: Museo suizo al aire libre de Ballenberg
De camino de ida hacia Meiringen, donde teníamos el alojamiento, paramos en Ballenberg, uno de los pocos museos que han podido reabrir durante esta etapa de desconfinamiento. Se trata de un de un museo al aire libre de más de 60 hectáreas de extensión dedicado a la historia de la vida rural en Suiza. Alberga una selección de más de 100 casas y edificaciones secundarias — tales como graneros, molinos, caballerizas, etc.— representativas de la forma de vida rural de las diferentes regiones del país. Lo más curioso, es que todas están edificaciones han sido desmontadas, trasladadas y reconstruidas pieza por pieza para preservar su valor cultural. No se trata de réplicas sino de casas reales, a través de las cuales se puede revivir la historia de quienes las habitaron.
Además, cuenta con exposiciones temporales y exhibiciones de artesanía y oficios rurales tales como la agricultura, la apicultura, la ganadería, la fabricación de telas, etc. Podéis consultar la agenda de actividades y los horarios aquí.
La duración media de la visita es de 4 horas, aunque yo realmente le dedicaría un día entero para explorar a fondo todos los recintos del museo, hacer un picnic o comer tranquilamente en uno de sus restaurantes, observar los más de 200 animales que habitan plácidamente dispersos por el parque y pasear por todos sus senderos.
El museo es apto para todas las edades y accesible con carrito y bicicleta.
Precio: adultos 28 CHF, niños entre 6 y 16 años 14 CHF
Web: www.ballenberg.ch
Día 2: Valle de Lauterbrunnen y lago de Brienz
Nuestro día comenzó rumbo a Lauterbrunnen, uno de los valles más impresionantes de los Alpes suizos. Su nombre "Lauter brunnen", que significa "muchas fuentes", ya nos da una pista del mayor atractivo de este lugar, sus ni más ni menos que 72 cascadas. Entre las cuales destaca la cascada de Staubbach, cuyos 417 metros de altura la convierten en una de las cascadas de caída libre más altas de Europa. No es de extrañar que poetas y dramaturgos como Lord Byron o Goethe encontrasen inspiración en este maravilloso lugar.
Para ello cogimos el transporte combinado telecabina + tren desde Lauterbrunnen hasta Mürren. ¡Y qué deciros de Mürren! Qué cosa más bonita de pueblo, todo peatonal, con sus cuidadas casitas de estilo alpino y con unas vistas preciosas a los picos nevados de las montañas vecinas. El amore dice que pasó allí uno de los días más felices de su vida, con eso os lo digo todo 😛
Para regresar, descendimos con el telecabina desde Grimmelbald hasta Stechelberg, desde donde caminamos 5 km de regreso hasta Lauterbrunnen a lo largo del valle por un sendero que atraviesa tramos de bosque junto al río y termina en una calzada en su mayoría asfaltada. Un paseo fácil y muy agradable adaptado para carritos y bicicletas.
También hay opción de coger un autobús para hacer éste último tramo. Os dejo un mapa a continuación con los puntos de la ruta.
Podéis consultar los horarios y precios de los transportes en la web de la red ferroviaria suiza: www.sbb.ch
Culminamos el día en el preciosísimo lago de Brienz, recorrimos el pueblecito que le da nombre —con gran tradición en el oficio de la madera, de ahí la multitud de casas y esculturas de madera que visten el pueblo — y cenamos en el Hotel Steinbock.
Día 3: Meiringen y las cataratas de Giessbach
El tercer y último día amanecimos en Meiringen, famoso por la espectacular cascada de Reichenbach, escenario donde Sherlock Holmes, el detective más famoso de la literatura contemporánea, murió presuntamente en manos del Profesor Moriarty. Las cascadas, a las cuales se puede subir a bordo de un funicular de madera replica del original de 1899, son visita obligada. Tenéis más información en grimselwelt.ch
En el centro de Meiringen, junto a la estación de tren, se encuentra también el Museo de Sherlock Holmes. Nota para los golosos, a Meiringen también se le atribuye la invención del merengue suizo 😉
A apenas 15 minutos en coche, a orillas del lago de Brienz, nos encontramos con otra de las cascadas más famosas y bonitas de la zona, la de Giessbach. De muy fácil acceso a través de un sendero por el que se puede caminar por detrás de la caída de agua, de más de 500 metros de altura.
A los pies de la cascada se encuentra el GrandHotel Giessbach, que inaugurado en 1873 ostenta el título de ser el hotel más antiguo de Europa.
Dónde alojarse
Swisspeak Resort, en el centro de Meiringen, es un complejo de siete modernos edificios de apartamentos que recientemente ha abierto sus puertas. Aún en proceso de pre-apertura, tuvimos la suerte de contar entre sus primeros huéspedes. El apartamento de tres dormitorios donde los alojamos nos pareció muy confortable, equipado con todo lujo de detalle, decorado con mucho gusto, con camas comodísimas, espacioso y con vistas a la catarata de Meiringen y a la montaña.
Es taaaan difícil encontrar un alojamiento bueno, bonito y "barato" en Suiza que nos parece que hemos encontrado una joya. No imagináis la de horas que nos hemos tirado pasando fotos de hoteles con colchas estampadas, habitaciones con moqueta y cuartos de baño con azulejos de los años 50... antiguos, feos y caros. Así que seguro que repetiremos experiencia en Swisspeak Resorts, que además tiene residencias en cuatro destinos diferentes.
Es taaaan difícil encontrar un alojamiento bueno, bonito y "barato" en Suiza que nos parece que hemos encontrado una joya. No imagináis la de horas que nos hemos tirado pasando fotos de hoteles con colchas estampadas, habitaciones con moqueta y cuartos de baño con azulejos de los años 50... antiguos, feos y caros. Así que seguro que repetiremos experiencia en Swisspeak Resorts, que además tiene residencias en cuatro destinos diferentes.
Cómo llegar
Nosotros, por comodidad, viajamos en coche. No obstante, la red ferroviaria en Suiza es excepcional y se puede llegar prácticamente a cada rincón del país en transporte público. Si no planeáis coger coche, podéis consultar la web de sbb.ch para consultar horarios, itinerarios y tarifas. Como todo en este país, los transportes son caros, por lo que os aconsejo mirar las diferentes opciones de Travel Cards con las que os ahorraréis un dinerillo y os permitirá moveros sin tener que comprar un ticket cada vez.No dejéis de descargaros la app de SBB Mobile, que os será de mucha utilidad para planificar vuestro viaje.
Idioma
Hay que tener en cuenta que en esta región de Suiza la lengua oficial es el alemán. No obstante, con el inglés es fácil moverse. Se trata de un destino muy turístico y los suizos son muy dotados para los idiomas 😉Mejor época de año para visitar
¡Ahora! 😆 Los días son largos, las temperaturas suaves y, lo mejor de todo, ¡no hay turistas! Esta zona del Berner Oberland atrae a muchos turistas extranjeros y es bastante común encontrarse con grandes grupos de asiáticos viajando en pelotón. Así que disfrutar de este sitio casi en exclusividad antes de que reabran las fronteras con países de fuera de Europa, es un auténtico regalo.Sé que sois much@s los que habéis tenido que anular los planes de viaje de verano y andáis buscando alternativas de vacaciones en destinos de montaña, así que espero que este post os sirva de utilidad e inspiración y os anime a descubrir algunas de las joyas que tenemos a la vuelta de la esquina. Próximamente, espero poder compartir el vídeo de esta escapada tan especial.
Mil gracias por leerme y ¡hasta pronto!
- 10:45
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