Tengo que admitirlo, a mí también se me ponían los ojos en blanco cuando veía un bebé llorón entrar al avión y para mis adentros pensaba - por Dios, que no se sienten a mi lado... - No me digáis que soy la única... Ahora la historia es bien diferente y soy yo la que tiene que ir regalando tímidas sonrisas de disculpa...
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